Acontece querer a una persona,
a un sapito, por favor, no lo piséis,
también a un continente como Europa,
continuamente
hendido, herido a quemarropa,
y, simultáneamente, a voz en grito,
otras palabras nos estorban,
tales como "armisticio", "teatro",
"suspensión de hostilidades", "todo era una broma", y otras.
Pero la gente
lo cree así, y cuelga colgaduras
y echa por la ventana banderas y una alfombra,
como si fuera verdad,
como (se suele decir) si tal cosa...
Ocurre, lo he visto con mis propios medios.
Durante veinte años la brisa iba viento en popa,
y se volvieron a ver sombreros de primavera
y parecía que iba a volar la rosa.
En 1939 llamaron a misa a los pobres hombres.
Se desinflaron unas cuantas bombas
y por la noche hubo fuegos japoneses en la bahía.
Estábamos-otra vez- en otra.
Después oí hablar en la habitación de al lado.
(Una mujer desgañitada, loca.)
Lo demás, lo aprendisteis directamente.
Sabíamos de sobra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario