Escribo; luego existo. Y, como existo
en España, de España y de su gente
escribo. Luego soy, lógicamente,
de los que arman la de dios es cristo.
¡Escribir lo que ve!, ¡habráse visto!,
exclaman los hipócritas de enfrente.
¿No ha de haber un espíritu valiente?,
contesto.
¿Nunca se ha de decir lo que se siente?,
insisto.
No. No dejan ver lo que escribo
porque escribo lo que veo.
Yo me senté en el estribo.
Y escribí sobre la arena:
¡Oh blanco muro de España!
¡Oh negro toro de pena!
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