Aquí os dejamos tres sonetos de Javier de Bengoechea y Niebla, fallecido el pasado Domingo 12 de abril 2009 como tributo de admiración de la Plataforma 29 de Junio.
Tres sonetos de Javier de Bengoechea
I
Soneto muy presuntuoso
Por ejemplo, si un pájaro se posa en esta frase
y yo lo cuento en forma de verso alejandrino,
qué hacer si no aceptar sereno mi destino
de poeta de élite consciente de su clase.
No tengo nada en contra del poeta de base
en tiempos, me asombré de su auge repentino
así que en vez de optar entre su voz y el trino,
me abstengo por principio. Y pase lo que pase.
En cuestión de modales, el fondo está en la forma.
La poesía libre, se da su propia norma.
Pero en caso de duda, usadla con receta.
Con la circunspección que un caso así precisa,
entre tantos poetas en mangas de camisa
me pongo mi soneto, y escribo de etiqueta.
II
Busca y captura
Somos la obra, acaso la proeza,
de un autor admirable e inseguro.
Nuestro final sucede en un futuro
que se llama quizá. La historia empieza
cuando dudamos de cualquier certeza
porque miramos a través de un muro.
La misma rosa y su por qué más puro
¿son la anticipación de otra belleza?
No hay pruebas para ser investigados.
Estoy de acuerdo, pero temeroso
de que los muertos sean archivados.
En un crimen de amor muy misterioso,
los policías más enamorados,
han detenido a Dios por sospechoso.
III
La pesca milagrosa
Sentado al borde de la poesía,
de mi costumbre y mi paciencia armado.
y hasta ligeramente ilusionado,
lanzo mi anzuelo como cada día.
Si pica un verso azul, cuánta alegría,
y cuánta devoción y qué cuidado
para tirar de él. Pero, logrado,
ya no es hermoso como parecía.
Una a una recojo esas verdades,
despliego mi tristeza, y como suelo,
devuelvo al mar su breve maravilla.
Y retornado a mis profundidades,
con la vida clavada como anzuelo,
alguien tira de mí desde otra orilla.
Javier de Bengoechea
(Estos sonetos fueron publicados en el Cuaderno Central del número de la revista Zurgai “... De muy cerca del Nervión” (Julio, 2002)
1 comentario:
Cuando un creador muere la creación se siente herida de muerte en las entrañas.
Miguel Hernández
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