viernes, 9 de abril de 2010

Un poema de Ondiviela

DAME

Dame la quietud del atardecer
donde mi frente descanse sin miedo,
y mis párpado semicerrados
se abran al nacimiento de la alborada.
Dame tu aliento en la oscuridad
que me eleve sobre raíces turbias
con el sutil vuelo de una mariposa,
o el ingrávido fluir de las nubes.
Dame la solidez firme de la piedra,
la dignidad de una serenidad ganada,
el mar plateado, donde posar mi tristeza
con el reflejo del firmamento.
Dame un camino húmedo de lluvia
que mitigue los pasos de amargura
con el canto libre de los pájaros,
y la caricia de la primavera.
Dame el relámpago luminoso
unido al fuego, al aire, al trueno,
que ahuyente implacable las sombras
que tenaces se yerguen bajo mis pies.
Dame la fortaleza de la esperanza
para sonreír al abrazo del futuro,
que cómplice, nos unirá por fin
en el profundo lecho del más allá.

Ondiviela

6 comentarios:

Oiarzabal dijo...

Te aplaudo por la riqueza expresiva y la depuración de las imágenes, y la contención desbordada del final.

¡Qué alegría! ¡Enhorabuena!

O)ndiviela dijo...

Gracias. Viniendo de ti, tiene doble valor.
Un abrazo

antonio molina medina dijo...

Querida amiga estas en el camino donde se encuentran los verdaderos sentimientos. El frio y el calor, el agua y el fuego.
Gracias

Ondiviela dijo...

Antonio; Por ese camino, tanto tú como yo caminamos siempre.
Gracias, un abrazo.

MENA dijo...

¡Ya estoy de vuelta! Y me alegra encontrarme con tu poesía llena de amor. Sigue así.

Ondiviela dijo...

Bienvenida; Contigo traes la luz de la positivadad.
Un beso