Una conversación interrumpida.
Temprano madrugó la madrugada,
y nos dejó en ayunas, entre
cortados, solitarios como
solos poetas.
Quién sabe dónde está Sergio Oiarzabal.
Nos quedarán tus líneas como látigos.
Tus líneas como ríos, como lágrimas.
Tus líneas que avanzaban hasta el mar.
Maravilloso mar, el de la muerte.
Nos quedará tu verso verdecido.
Tu espiral esperanza y, sí, tu vuelo.
Y no poder sentarnos a una mesa
Con el vino y el pan de la palabra.
(En el silencio bulle un mar de estrellas,
Sergio Oiarzabal suena en su Bilbao.)
Te lo dijo un amigo,
has entrado, de golpe, en el Parnaso.
3 comentarios:
Magnifico homenaje. Precioso poema. Sergio se sentiria muy orgulloso de tantos y tantos amigos...
"En el silencio bulle un mar de estrellas, Sergio Oiarzabal suena en su Bilbao"...cuanto sentimiento!!!!
sensibilidad y literatura ¡muy bueno! y sergio al fondo de todo, de todos nosotros, más vacios ya para siempre.
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