Para Sergio Oiarzabal, que se va como del rayo en este año hernandiano, él que era Premio Nacional Miguel Hernández y poeta hasta la médula y de una pieza como el de Orihuela, como él, muerto inmortal.
Poeta visionario, de verbo verdadero, seguirá conmoviendo los cimientos de la palabra con su búsqueda que no acaba.
Poeta vital, digno de acompañar con los ojos abiertos al mismo Blas de Otero, a Rimbaud, imberbe mago, a César Vallejo, a los grandes.
Defendiste por siempre la casa de la palabra, Sergio. Brindamos en tu nombre con una copa de vino rojo.
Descanse tu alma en la luz del vuelo.
Elegía a Ramón Sijé
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las ladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Miguel Hernández, El rayo que no cesa.
3 comentarios:
he visto esta mañana como le daban tierra a Sergio. El cielo lloraba una copiosa lluvia, y los paraguas de las pocas personas que estábamos permanecian abiertos y goteando por los bordes. La madre el padre y los hermanos estaban enteros, han esperado al final para derrotarse; pero seguian andando con entereza, sabiendo que se había enterrado a un inmortal, a un poeta de cuerpo entero, que nos ha dejado en viernes bajo una triste lluvia que todavía no ha cesado, luego en la tarde cuando Marina recitaba unos versos de Sergio en la iglesia se ha derramado una lluvia gruesa y pertinaz que hacía de acompañamiento a los poemas. Sergio
te recordaré siempre y espero que podamos hacer algo máS PARA QUE TU MEMORIA NO SE OLVIDE.
javi
Javi no te conozco, pero me has leido el pensamiento...esta lluvia de Blas ya no es livinia ni mansa...es la unica forma que ha tenido el cielo de arrebatarnos a Sergio y dejarnoslo claro que alli le necesitan para que nos eche una mano por aqui...siempre tan sensible, tan humano...
Hay que honrarle de forma seria, no esperemos a que en 30 años alguien cre un blog que se llame "donde esta sergio". Poer favor n otengamos que llegar a ese extremo. HONREMOSLE, HONREMOS SU MEMORIA DE UNA FORMA DIGNA, HONREMOS SU POESIA PORQUE ASI LE HUBIERA GUSTADO A BLAS DE OTERO A JUAN LARREA Y A TODOS LOS GRANDES!!!!
Un abrazo Javi. Recuerdos a los amigos y familia de Sergio.
Se nos ha ido un gran poeta.
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