viernes, 11 de junio de 2010
LA ÚLTIMA VISITA
Apareció entonces ella. Tan alta ella. Con el pelo canoso ella, como la plata que relumbra desde el fondo intacto de una espiral esperanza, esparciendo algas y orillas y gotas de sangre a cada paso, vestida con una túnica naranja, mientras atravesaba el corredor de las penumbras que siempre se dirigen hacia mí, que siempre dan conmigo.
El reloj de mis palabras sonó a las 8. De qué querría avisarme, me preguntaba. Entonces no lo supe.
Ella insistía en estar frente a mí callada mientras se cosía números al azar en sus pechos. Insistía en besar la entrepierna de los maniquíes. Quería apagar la llama de cada uno de los cirios con un soplido vespertino de aniversario.
Abrió una bolsita de arena que luego derramó en el suelo y en un instante cientos de cangrejos me devoraban los pies con el sonido de un susurro que confiesa sus últimas voluntades. Puso en mi lengua una crisálida solar y pude paladear la sed más infinita que me recordó a mi viaje de 11 años por el desierto de lo que es sagrado. Pero al intentar hablarme volaron de su boca abejas y más abejas para libar en la miel de mis ojos las dos rosas abiertas que no lloraban desde hace siglos. Yo cordial, le cedí el asiento de mi lado que siempre guardo vacío para que descanse en él de vez en cuando una idea olvidada, una i griega derretida, no sé, cualquier paisaje deseoso de romper con su respiración los últimos espejos. Se fue después, y al marcharse, una nube ocupó el lugar de mi corazón. Ya no tengo corazón donde antes lo tenía. Al marcharse subió la marea en mis pensamientos, y ahora mi cerebro es una mar que celosa mece sus tesoros. Ya no están mis pensamientos donde estaban antes. Y se enraizaron, al marcharse ella, selvas americanas a través de mis extremidades, y ocultas cuevas de mariposas revoloteando, hicieron su hueco en mi estómago que me duele cada día, y estrellas marinas cubrieron mi sexo conquistado por latidos de luces, de destellos y salitre. Fue entonces, entonces, cuando cerré los ojos con una envidiada noche y brotó una única y rotunda y solitaria palabra desde mis labios cenicientos y amanecidos: “yo, yo te sí...”
lunes, 7 de junio de 2010
MÁS ALLÁ DE LA PIEL APASIONADA
tu frente es tan redonda como lejana isla,
tus ojos son las cuerdas que suenan en el vino,
tras tu nariz ya velan tus sueños mil palomas,
tu boca siempre está tras un beso recién hecha,
y veo en ti soñar el cielo al decir tu nombre.
Tu cuello es el jardín donde los rayos se ocultan,
tu pecho es la prisión del chimbo, el tigre y los peces,
tus brazos son dos ríos que en tus uñas suspiran,
tu espalda es la marea donde la luna avanza,
tu vientre es luz que vence la oscuridad eterna,
y veo en ti los barcos que emigran de tu sueño.
Tu cintura es guitarra de nubes, hora y panes,
tus caderas se visten del girar de los astros,
tus muslos hablan suaves de silencio y perfume,
en tus rodillas hay besos de paz no pisada,
tus pies son el camino hacia la luz que me duerme,
y veo en ti la tierra, conquista de tu tiempo.
miércoles, 2 de junio de 2010
POR MUNDOS CONSENTIDOS (Glorificación de las Cinco Estaciones)
que en mis ojos brillen los prados, suenen los trinos,
bruñir cada noche mi cuerpo cuando me miras,
contemplar que el mundo sin tu sombra se confunde,
pierde el camino.
Quiero olerte segada hierba, pan recién hecho
de magias, misterios, moradas que maravillas,
ser el viento que exhausto con tu aroma te nombra,
respirar el mundo que sin tu esencia se opaca,
se vuelve arcilla.
Quiero tocarte como no halla final un río,
hundirme en tu mar que acuna en su nana tesoros,
ser el musgo en todas las piedras de tu memoria,
notar que el mundo sin tu latido se entristece,
está más solo.
Quiero saborearte como al dulce infinito,
lamer mis labios de azul siempre que te recuerde,
ser el paladar de oro que donde estés se encienda,
degustar el mundo que sin tu sal se hace nada,
está más verde.
Quiero escucharte como espera el bosque la lluvia,
como a tus pasos despiertan a veces los muertos,
ser nido donde duerme tu voz sin horizonte,
oír que el mundo sin tu música se hace mudo,
es menos cierto.
lunes, 31 de mayo de 2010
MÍSTICA CALLEJERA (La Tinta retrasa y no retrasa el Reloj)
De pronto retroceden los años en mi tinta y estoy en nocturno, y disfrutamos el humo del porche y las terrazas que hacen pira; ¡Oh no! está dando más pasos hacia atrás, llevo pantalones cortos, curso 5º de EGB en un Colegio prefabricado por Franco, junto a una chatarrería, y unas chozas que dan a las vías; conmigo Andeka, Miguel Pozo, Luis Macias, Marimar, Iratxe, "Letras con Sangre Entran", y un calendario con una cruz roja cada vez que nos pegaba la Srta. Tere, la Srta. te... y un crucifijo entre las fotos de los reyes, y un padrenuestro ante de las clases; no, no más pasos atrás de momento. Suena Itoiz por la radio, llueve, y estoy en un coche con rayones en los costados que no es mío.
Hasta aquí me trajo el destino, sí, hasta aquí me trajo la infancia. Quiero amor mañana. Hasta aquí me trajo la infancia. El niño rubio, y terrible, y amigo, en mí vive, me recuerdo a él en las flores amargas que se cierran solas. Hasta aquí me trajo la infancia. Con sus cuentos que amenizaba la mesa con tres o cuatro añitos, con sus canciones que inventaba en los chamizos y junto al Ebro, y hasta que besó en una hojita varias palabras con once años en Sevilla; ni las estrellas, ni las musas, ni ningún oráculo, hasta aquí me trajo la infancia. Hasta aquí me trajo la infancia. Cada día era deseo que cumplir, racimo que gustar, noche que placer. Hasta aquí me trajo la infancia. Allí donde fueran mis botas, solitario y a gusto, era esperado por más de una cuadrilla de diferente barrio. Hasta aquí me trajo la infancia.
Muchos de mis secretos los conté a un cactus, a una cima, a una ría, a un semáforo, a un baño, a un sordo, a una rueda, a un espejo roto, y a las nubes. Nuestros momentos de Amor durante años, harían morirse de envidia a no pocos. Ya somos uno. No estoy dentro de mí. Nadie puede nada contra nosotros. Nadie puede hallarnos. Me uno al alma que almo, me vivo en el beso que beso, desde un estado superior, fuera de sí, que permite verme escribir desnudo, rodeado de luciérnagas, y caracoles, y estrellas de mar, dentro de una campana de olas.
Tan, pero tan lejos de mí, que la palabra me encontrará, si acaso, en lo venidero de este instante, que no podría ser ya apresado por tiempo alguno. No podrá.
lunes, 26 de abril de 2010
Y la Tierra Volvió a Perderse de Nuevo
sobre otras tierras
y mi fuego habrá de darte un reino
distinto al de tu nombre
y mi agua cantará desnuda
hasta las negras piedras de tu alma
así nuestro silencio abrasará sol antiguo mar sin playa
el corazón de la muerte
y en tu nombre cabrán todas las estrellas
y en tu alma melodías de arpa y lirios morados
después de que besases mi mar cárdena espuma
no le valieron ya las costas no le bastaron
después de que besases mi mar
mi mar quiso por siempre ser desierto
jueves, 22 de abril de 2010
REGRESIÓN
Hay nubes que se llevan las luces últimas del día hasta dejar de arder sobre otros besos, ya me dejan solo ahora, he de lamer a oscuras la vieja sangre de todas mis heridas. Mil manadas de lobos a punto de arremeter desde mis dominios; y cordilleras de niebla, y minas abandonadas, y guaridas de espuma. Me guía el sonido de los pesados portones que se van cerrando. El último latido es preferible para mí. En mis sueños quiere brotar una planta de flor de pascua, traspasar sus lindes, esa piel ungida, hasta las horas en que en los rincones de una fortaleza se enciendan las hogueras, y abrirse, dejarse marchitar en la plena soledad de otros aires. Es preferible para mí el último latido.
Este beso es ciego y sobre tus labios, más duro de arrancar que la palabra escrita, hunde en el infierno, en el tiempo, en el ser, un último tesoro.
miércoles, 14 de abril de 2010
ISLA CAPITAL
HOY HAS LLEGADO EN UNA CARTA
desde Isla Capital nº 67, Avda. Oleaje, Marisma;
lo sé por el sol y las algas, por el día y la brisa, por tu espalda curtida por la historia,
y te he recibido en el salón de los relojes que hay al final de mis ojos,
cuántas noches me he perfumado las manos con tus palabras,
pero cuántos años me has pintado la boca con el carmín de tus palabras,
y te he arropado entre las pieles salvajes de mi cuerpo
suaves como los ríos, suaves como en invierno, suaves...
al verte de nuevo desnudarte frente a mí
bajo las sedas trasparentes donde tu voz vive apresada por las mieles,
he podido acariciar los adverbios de tu cabello,
tenías los labios pintados de un neologismo glorioso,
vi que en tus piernas había puntos suspensivos,
y tus pechos olían al ¡Oohhh! de los niños cuando los cuentos,
al ¡Oohhh! en los fuegos artificiales, ante un gran truco de magia,
y tus brazos eran dos signos exclamativos que salvaguardan tu existencia,
tu existencia que reluce,
tu existencia madre de las vocales que deletrean un abecedario nuevo.
Eres por tanto la frase inconclusa que hoy pretendo dejar escrita para siempre.
martes, 13 de abril de 2010
ALFABETO DE VIVAS(Subterfugio de a quien siempre se Amó)
Ascendí los escalones adolecido de amor para recitar su alma en pleno mundo. Ahora los desciendo para que mi ser susurre sus olas de letras hacia el infinito insomne que va a dar a mi mano de niño.
El otoño se despidió con striptease incluido, Melibea despechada se rapó al cero, y se fue a Berlín a formar un grupo de punk-rock, lo de los ríos es cosa aparte, bastante tienen con haberse cortado las venas; y qué tengo ahora, pero qué digo, hay una luciérnaga en un bolsillo y una cerilla en el otro, no existe persona más acaudalada que yo.
Hay veces que cuentas tus pisadas de lluvia y flor de almendro, hay veces que no dices una sola palabra hasta que la luna llena no mira por su ojo, y hay veces que duermes y duermes entre amapolas, maniquíes y espejos, hasta que no deja de nevar.
Tengo mono de ti. De sentir esa llaga que se abre por dentro como flor bendita al cerrar contigo la puerta. Mono de ti. De desnudarte las lágrimas y volver a encontrar en tus ojos mi camino y mi alfabeto. Mono de ti. Que deshagas una trenza pelirroja a través de mi espalda con tres sílabas que den la espalda al tiempo. Mono de ti y te siempre, y te vido, y te almo, piel de avena, melena atardeciendo, labios de ascuas y de miel eterna, cuello resuelto para diamantes, pechos donde comulgar sus dos ostias de dulce fuego, luna que duerme en el agua de tu rosa, muslos donde la luz derrota la penumbra, pies que bailan sobre las tormentas, y que a su paso dejan estrellas de mar y conchas.
Ya no quiero salir de estas palabras. Ya no quiero. Cegaré ventanas y puertas con otros alfabetos si hiciese falta. Echaré abajo todo y todos los escalones. Nadie dará conmigo. Moraré el recuerdo de las canas, el silencio de las largas uñas. Pero que nadie diga que vivo en su nombre, que siempre he vivido en su nombre, que moriré en su nombre, porque entre sus sílabas amé como nunca.
Hasta entonces me olvido. De mí y de todo cuanto existe, entre las amadas letras que acaso tal vez nunca sean recorridas por sus ojos, por sus ojos de embelesos donde reinan los hechizos.
lunes, 12 de abril de 2010
TRASHUMANCIA
Amante de los atardeceres te invoco. Cuando alimañas comen mis pies heridos de vagar descalzos, cuando sabandijas cubren con su saliva de escozor mi cuerpo, cuando los labios saben al fuerte olor de los martirios, cuando en mis ojos roza un viento empantanadas aguas, cuando el oído se acostumbró a voces extrañas como bestia a su jaula, cuando me arrastro ciego sobre el polvo persiguiendo una sola huella de la aurora, cuando las manos desean hacer repicar en ese castillo las enormes campanas; te invoco.
Nómada de la noche te invoco. En la nana intacta de la escarcha, en las uñas que se parten al arañar últimos deseos, en el curso de una sangre que no delata su latido, en la procesión del viento que aviva las llamas, en el gemido donde un sol devorara con sus trompetas territorios de huesos, en la espesa saliva que hace de la voz un latido más grave, en el frío que sólo podrá hacer recordar murallas en ruinas; te invoco.
Un escorpión recorre las piedras y la arena de mis pensamientos para que al final mi piel se cubra de escamas y no halle sino marismas, marismas.
Desde esta oscuridad donde me vivo llenándola toda de ti como hierba alta, no te veo, no logro verte y sin embargo, abismo, horizonte, límite, espejo, agua, yo siento su luz.
viernes, 9 de abril de 2010
DONDE SE COSE A OSCURAS
Te crecieron las pestañas mirándole dormir. Ya sabías que su corazón latía un pequeño mar aunque sus besos supiesen a naufragio y niñez. Como en los pueblos sus besos estaban llenos de habladurías, y al igual que en las capitales su voz pelirroja cambiaba con cada estación. Te enamoraste con el rigor silencioso de la luz que entra en una habitación vacía, de una casa abandonada. Le ponías nombres de ciudades a cada parte de su cuerpo ¡oh sí! ya las huérfanas lágrimas te bautizaron también a ti, y tu mapamundi y tu sonrisa y tu plegaria y tu ¡ay! ¡Ay! te enamoraste cuando liberó a aquella mujer de la guillotina en Sebastopol, al escucharle gritar: “¡Fuego!” en las calles sitiadas de París, o tal vez en el S. XVII cuando tú reinabas en la capital de los Deseos y ambulante te encandiló al decirte que nunca supo hogar; o bien quizá en el Berlín perseguido por la SS, o cuando se meó encima con once años en una clase de religión, o al escapar en Virginia del Ku Klux Klan contigo; seguramente fuera en un barco de esclavos que partía de Senegal, o cuando le enseñaste a escribir en la Universidad Popular en horario nocturno para inmigrantes.
Siempre te gustaron sus pies con erratas, sus labios incunables, sus olvidos paginados, las dedicatorias que te hacía con las miradas, y los versos que te escribía en la piel, noche tras noche, cada día.
¿Qué piedra no tropezó con esto? ¿Qué río no se ahoga en estas palabras? ¿Qué sol o luna llena no iluminó lo escrito? ¿Qué viento no propagó el rezo? ¿Qué sombra no se abrasó por dentro? ¿Qué camino no dejó de echar a andar su camino? ¿Qué mar no quiso llegar hasta el punto final y llevárselo todo para sí?
Todo es repleto de lo que no posee. Y mi nada de mí. Amor.
jueves, 25 de marzo de 2010
VELAR RELOJES DE ARENA(Ejercicio Poseído, Tomo IV, fragmento del capítulo 53)
“Millones de manos acaban de ponerse en hora. Han dado la vuelta a numerosas y diversas clepsidras de todos los tamaños. Qué espanto de X que nos desciende, que nos devuelve a nosotros mismos. Al concluir las primeras, han brillado mis uñas por un segundo de consumación, y después se me han caído al suelo todas, fundiéndose en hormigas de mercurio. Ahora tengo laberintos con olor a niñez donde antes tenía uñas. Otras también acaban de derramar su contenido, acaban de acabarse, se verten, y pelo por pelo, mechón por mechón, pierdo mi cabello que son ahora espermatozoides de revolución encaminados a fecundar el vientre de la existencia. Lo que era antes una melena rizada, envidiada por el viento, es ahora un cráneo con cráteres muy muy parecidos a los de la luna más lejana. Cuándo terminará todo esto, a qué hora me pregunto. Pero resulta quizá, que es mi pregunta una de esas últimas horas. Mi piel se arruga con manchas de 3ª edad, y una de estas clepsidras sostenida en el oxígeno más gravitatorio, bastante considerable sin duda, reposa ya, ha dicho adiós, para convertir mi piel en una serpiente infinita y milenaria que ha hecho del planeta de mi intuición exterior sensorial un ovillo que late hechizado. Soy un fiel reflejo de los esqueletos en clases escolares de anatomía y en consultas de primer piso ahora cerradas. Ya no puedo negar mi naturaleza al estado cambiante de los siglos. Pero es preciso decirlo, antes de que mi lengua se convierta en mar, antes de que mi garganta sea el corredor subterráneo de aquellas mazmorras, es preciso decirlo, mucho antes de la intimidad de los eclipses, es preciso, antes, mucho antes, delante de cualquier numeración hace guardia, se impone, hay siempre un cero, un cero a la izquierda, un cero que no cuenta con sus dedos tullidos, una corona invisible, un arco en llamas de anteayer que atraviesan leones de agua crepuscular, una vagina que nos desposa con su cósmica alianza, con el grandioso deseo de no muerte por el cual lloramos lágrimas de entraña uterinas que manifiestan nuestro propio canto, nuestro ininterrumpido sitio en el mundo, vivísimo retorno, tejer y destejer una misma prenda en la celda de los tiempos, esferas celestiales, esferas y más esferas que nos recorren, que delimitan las fronteras de nuestras capitales milagrosas, que nos recorren decía, con sus agujas bien para decirnos la hora en que temimos oscuridad, en que fuimos ensombrecedores como Persia, en que escondimos nuestros labios bajo piedras derretidas, un cero en fin que se ejemplifica si llega el caso, por el contexto asombroso en el cual se circunscribe.
Y mi eterna noche se retrotrae, eriza su lomo, se estira como una invasión, igual que un bostezo iluminado, retrocede hasta mi alma para no terminar nunca dejando en la tierra que conduce a mis arenas movedizas, levantada, levantada por sus garras cegadoras, iniciales perplejas de sí, extrañas a mí, proféticas, que sesudamente me dirán quién soy, quién soy yo. Mas ya no estoy en busca de mi nombre, nada de eso, ya no salto del ser al ser con innumerables campanillas que cosieron por mi alma a lo largo de su himen de luz las nueve musas de la Tracia, nada de eso, ya no salto del ser al ser. Me dirán quién soy”.
miércoles, 24 de marzo de 2010
DESCENDENCIA
Es el beso el que merece ser vivido y no así tanto los labios. Es ésta la ceremonia clandestina de mi existencia, invoco. Y no una oración sorda, despojada, miserable. Su invasión sin embargo a fuerza de cargar sobre las espaldas, la cruz en llamas de alguna tarde y también, como tierra no hallada, con la sombra en fuga de una gran nube pasajera, procedente del destierro.
Soñado. Soñado soy desde mis muertos y pasan los carromatos, hienden sus ruedas, uno a uno, sobre lo barrizales, con certero pulso de blasfemia femenina. Soy el árbol del que echaron a volar todos los pájaros y me embriaga, como buen perfume, la amargura. Soy el arrojo desprendido que ha de crecer ardiendo contra el asedio. Soy la raíz que festeja su presencia bajo la lluvia. Soy la piedra en quien se afilan los machetes, el agua donde se templan las espadas. Hoy todo quisiera escapar de su forma, arañar otros límites, devastar las extensiones donde no cabe una duda. Soy el conjuro en la partida de los viajes errantes. Soy el verano que contempla cómo se pudren los racimos. Soy la amatista, el rubí, la esmeralda, el zafiro que pierde vigor engastado en la corona de los monarcas. Soy el fruto del que se alimenta, para no desfallecer, el odio, sal que agota las necesidades. Soñado. Soñado soy en las cumbres no sospechadas por la mirada ciega de los lagos durante un invierno.
A ti me entrego, bebe mi sangre. La hembra ofrecida en sacrificio soy ante la oscura palabra.
lunes, 22 de marzo de 2010
ALMA QUE SE DESCUBRE
y un lechoso río de estrellas que se desborda
convirtiéndote en el canto que ocupa mis años
e inundando de fuego fondos de mi palabra.
Hay un mar de estío perdido por tus caderas
y un cielo de noches en lo oculto de tus ojos,
y en tu boca unos gozos que me saben al vino
de Grecia y Roma, de estés conmigo, y sin medida.
Hay jilgueros que se acurrucan por tu melena,
los girasoles que se acunan entre tus pechos
y que a mis manos llegan como un redondo día.
Hay tardes que llueven siempre a través de tu espalda,
mariposas que elevan la campana del campo
y la luna que duerme en el agua de tu rosa.
jueves, 18 de marzo de 2010
ORO LÁGRIMAS DE VENUS (Cárceles de Amor)
tú Encantadora me embrujaste el aire que respiro y que después luego me sabe a islas
noviemos tu desnudez y la mía en esos lechos de rosas que en el cielo ya el viento navega a las tardes
tu melena de sueños no puede Encantadora por más tiempo ser la noche de las luciérnagas
y desciende tu ser en plumas encendidas hacia mis redes de carnales oros
y si ya en el corazón de la muerte dan las campanadas de mis años sustitutos de la fiebre
y si yo leo con las yemas de los dedos los lejanos secretos de tu piel despierta
para que tú nacieras a mí Queridísima... tuvo la piedra que confesarse con mi camino
los horizontes con catalejos las soledades con catapultas el viento con caracolas la lluvia con los zapatos
porque tú Queridísima estás en las cosas que no eres
porque tú reinas en las ceremonias nómadas de las huellas que se alejan
porque de nombrarte creo que todo se llama como tú
solamente yo sé que desaparezco cuando me hundo en la rosa de tu agua enloquecida
pero no muerdas más sombra Queridísima no te duermas
las abejas siempre regresaron a mi boca
ya crucé el umbral de los poetas y jamás volví allí
lo cierto es que mi palabra golpea con relámpagos golpea con galernas golpea
con volcanes en el útero del universo
que ya está arrojado el anzuelo de caracol para el cerrado funeral de mi silencio octavo
pero celebrémoslo oh sí!
que canten en alto el último oxígeno de los mares los estilitas sus oraciones
pues acabamos de darnos el beso nº 912.000 billones de la humanidad a.C.
y ya está bien Queridísima que sea la luz siempre quien por imposible desee descubrir la oscuridad
cuando Magnífica caminas descalza no te olvidas de llevar una bandeja de nubes entre las manos
para que no te pierdas en el gran baile del mundo te he paginado los dormitorios de tus amores
y aunque sí
ya no adoro tu amado cuerpo de carnales dones no no tan sólo
y aunque sí
ya no me glorio en tu soñada carne de las frutas no no solamente
somos en nuestra vigilia dos alas que vuelan más allá de lo infinito
y tú haces que se detenga el tiempo cuando acuestas en el salón de los maniquíes a la alborada
hoy es un ayer de mañana mi Fabulosa
eres raíz savia de una tierra que te encumbra hacia el nómada sueño
por tus talones suben enredaderas frutales de noches que perfuma la brisa
siempre se festeja en tus muslos un río que acaricia todo aquello que contempla
pendientes de cerezas afrutan la luna llena dormida en el agua de tu sexo
de tu vientre asciende una lluvia de campanas capaz de avivar escamas y susurros de algún sol
y sólo tú haces que se detenga el tiempo si palomas descienden de su nube a beber estrellas de tus lágrimas
ayer será un hoy de mañana mi Ilusoria
toda tu piel son mariposas que aletean cuando te desnudas en la sombra
una celda de cofres cerrados habita tu ser sembrado en las magias sin embargo
constelación y marismas que laten en la piel del mundo su timbal de arcoiris y estrellitas de mar y peces
y únicamente tú haces que se detenga el tiempo cuando al besarte rezo de un eclipse de eternidad
mañana fue un ayer de hoy mi Onírica
dos caracoles de oro duermen en tus pechos el sueño locamente sentido de mis afanes
enamoras la lluvia en diciembre cuando sin destino veranea en los crisoles de tu espalda
que los trigales que embellecen tu cuello son mordidos por el mismo viento que los dora
yo sé muy bien que tus labios poseen el dolor infinito que reinan crisálidas del deseo
luces la llama de sangre que mimbrea en tu boca que desvela cada día oscuros en mi silencio
fueran tus ojos piedras al fondo de una laguna que la luz embarazada despertó en su canto
en tu frente se anida la redondez de ese poso querido que derrite maravillosas palabras
una mar de corales vespertinos se ondulan en tu melena peinada por una duna de olas
y se embarcan tus ideas en aquellas nubes que ya no pueden acoger la mirada de estatuas centenarias
y nómbrame cuando quieras cuando tal vez despiertes acaso con tu boca rodeada de bruma
y desde todas las extensiones finitas de este mundo se halla esplendoroso el vivo reino de tu ser
miércoles, 4 de noviembre de 2009
SIN SABER DEL CRISTAL MÁS NOMBRE QUE EL TUYO
ayer fue un colgador repleto de gotas con jazz que sacudió una ventisca,
y tú me das los buenos días desde las nubes quietas de tu boca,
pero no me cansaría de mirar tus ojos que descubren las campanas de cristal.
Por qué tuviste que llorar la edad de la miel delante de mí,
por qué ríos en tus dedos y por qué luciérnagas bajo tu piel,
por qué esa lejana música en todo cuanto tocas,
por qué serías la jaula de oro que aprisionan los peces,
por qué serías el palacio de espejos que en su barco el día busca,
por qué cuando estás desnuda jamás te vi más vestida de ti misma,
pero por qué tus párpados son cosidos al dormir por hilos de musgo y plata.
¡Ay Deseada! ¡Ay llamas en perlas verdes que abrasan mis labios!
En tu corazón tienes cinco años más de mar que nadie,
porque la diferencia de edad entre lo eterno y tú es solamente una ola,
una vela que lamenta su luz,
una palabra que tiembla en tu voz,
dos sombras que se hacen una a la vez.
miércoles, 5 de agosto de 2009
REVELACIÓN
martes, 23 de junio de 2009
PARA LOS REYES ESTÁN LAS TUMBAS, PARA LOS AMANTES LOS SUEÑOS.
contigo es la música más cercana y de rocío
da tu sonrisa su nota alta a cada nuevo día
destilas un dulce licor de noche más amada
por sobre tus muslos descienden todas las estrellas
y es en tu cuerpo
en esas arenas recorridas por una misma ola
en esa voz brillante e irisada con apenas un roce
donde perdí la memoria de un cielo abierto a latigazos
no viniste a mí ebria de besos y alas
yo no reinaba en el palacio oscuro de tu deseo
nada mío entre los cirios negros que alumbran tus altares
ahora por ti mi vida no me pertenece
y quiero tu cuerpo
pero tu cuerpo sólo no me vale
y quiero tu alma
pero tu alma tan sólo no me sacia
y quiero tu viento tu mar tu luna entonces
pero quiero la sombra de todas tus sombras
domingo, 21 de junio de 2009
Miguel Hernández: APOLOGÍA DE ILUMINACIÓN
Poeta del Pueblo, (1910-1942)
Eres un despertador bajo la cama que siempre suena a en punto, se quiera o no escuchar. Siempre que pienso en él o recibo alguna carta suya, una mano felina entierra un corazón doble en un maniquí tras la tormenta, alguien yergue una espada de conchas a favor de su paso, y los niños vestidos de morado hallan un abecedario nuevo en la página 47. Como decía, me es imposible disociar su persona de aquellos quienes pudieron salvarle. Y no fueron pocos, no. De ninguna manera. El mes pasado, uno de esos terribles que comienzan por L, le encontré sembrando relojes y semen y estrellas tras las paredes del convento, más tarde le acompañé hasta casa, no me veía, y al cerrar la puerta se revistieron de espuma las hojas y el girar de los planetas, los corderos murieron de estallido y negrura, y alguna que otra princesa besaba ranas con las uñas pintadas de éter en un terciopelo lejano. Según las últimas declaraciones a prensa, goza de un brutal peso de tres atmósferas doradas sobre sus turbadores hombros, soportan sus manos de hormigueros y arena las brasas del octosílabo viejo, y prolonga más allá de los límites su melena indómita, ardiendo, un Universo de interiores mayestáticos que no podrá acabarse nunca, nunca, no al menos en las trincheras que una mar cósmica, embravecida, sortea ya innegable. Me dijeron después, en 1878, que en su pueblo le cerraban las puertas, que le daban la espalda, que era escupido en mitad de la plaza, que ya nadie entendía su voz primorosa de altos vuelos; entonces lloré, se detuvieron las palabras. Lloré los puntos cardinales de los orígenes subterráneos y la pobreza, se detuvieron las palabras. No pude evitar que aquel llanto precipitase una riada nueva llevándose consigo el verde panegírico prado de mis ojos, se detuvieron las palabras, y todas, de todas las lenguas, acudieron volando a su alma, tierra mágica espejismo, dejando por un momento todos los libros en blanco, en blanco, todas las bocas insomnes, insomnes, para ser, ser en fin, solo ser, bienvenidas en el central ardor bajo sus congénitas cinco letras de espacio temporal sin fondo.
sábado, 20 de junio de 2009
BLAS DE OTERO; INSURRECCIÓN Y MAGIA.
Profesor de Lengua y Literatura.
Autor de: Delicatessen Underground (Bilbao Ametsak).
jueves, 18 de junio de 2009
VELAR RELOJES DE ARENA
“Millones de manos acaban de ponerse en hora. Han dado la vuelta a numerosas y diversas clepsidras de todos los tamaños. Qué espanto de X que nos desciende, que nos devuelve a nosotros mismos. Al concluir las primeras, han brillado mis uñas por un segundo de consumación, y después se me han caído al suelo todas, fundiéndose en hormigas de mercurio. Ahora tengo laberintos con olor a niñez donde antes tenía uñas. Otras también acaban de derramar su contenido, acaban de acabarse, se verten, y pelo por pelo, mechón por mechón, pierdo mi cabello que son ahora espermatozoides de revolución encaminados a fecundar el vientre de la existencia. Lo que era antes una melena rizada, envidiada por el viento, es ahora un cráneo con cráteres muy muy parecidos a los de la luna más lejana. Cuándo terminará todo esto, a qué hora me pregunto. Pero resulta quizá, que es mi pregunta una de esas últimas horas. Mi piel se arruga con manchas de 3ª edad, y una de estas clepsidras sostenida en el oxígeno más gravitatorio, bastante considerable sin duda, reposa ya, ha dicho adiós, para convertir mi piel en una serpiente infinita y milenaria que ha hecho del planeta de mi intuición exterior sensorial un ovillo que late hechizado. Soy un fiel reflejo de los esqueletos en clases escolares de anatomía y en consultas de primer piso ahora cerradas. Ya no puedo negar mi naturaleza al estado cambiante de los siglos. Pero es preciso decirlo, antes de que mi lengua se convierta en mar, antes de que mi garganta sea el corredor subterráneo de aquellas mazmorras, es preciso decirlo, mucho antes de la intimidad de los eclipses, es preciso, antes, mucho antes, delante de cualquier numeración hace guardia, se impone, hay siempre un cero, un cero a la izquierda, un cero que no cuenta con sus dedos tullidos, una corona invisible, un arco en llamas de anteayer que atraviesan leones de agua crepuscular, una vagina que nos desposa con su cósmica alianza, con el grandioso deseo de no muerte por el cual lloramos lágrimas de entraña uterinas que manifiestan nuestro propio canto, nuestro ininterrumpido sitio en el mundo, vivísimo retorno, tejer y destejer una misma prenda en la celda de los tiempos, esferas celestiales, esferas y más esferas que nos recorren, que delimitan las fronteras de nuestras capitales milagrosas, que nos recorren decía, con sus agujas bien para decirnos la hora en que temimos oscuridad, en que fuimos ensombrecedores como Persia, en que escondimos nuestros labios bajo piedras derretidas, un cero en fin que se ejemplifica si llega el caso, por el contexto asombroso en el cual se circunscribe.
Y mi eterna noche se retrotrae, eriza su lomo, se estira como una invasión, igual que un bostezo iluminado, retrocede hasta mi alma para no terminar nunca dejando en la tierra que conduce a mis arenas movedizas, levantada, levantada por sus garras cegadoras, iniciales perplejas de sí, extrañas a mí, proféticas, que sesudamente me dirán quién soy, quién soy yo. Mas ya no estoy en busca de mi nombre, nada de eso, ya no salto del ser al ser con innumerables campanillas que cosieron por mi alma a lo largo de su himen de luz las nueve musas de la Tracia, nada de eso, ya no salto del ser al ser. Me dirán quién soy”.
Delicatessen Underground
(Bilbao Ametsak)