sábado, 20 de junio de 2009

BLAS DE OTERO; INSURRECCIÓN Y MAGIA.

Oh Gran Mago del yoyó, que lanzabas a los más altos cielos y que hacías después girar por la tierra a tu antojo, naciste con once dedos, sí, con once, y en cada uno de ellos, con una sílaba adversaria y otra sílaba rotunda, y así todas, y todas cambiantes, y sin fin todas. Al de unos cuantos siglos de lágrimas interiores, de severos maderos de la cruz irrespirable, e íntimas, guardaste ése yoyó en el cajón de una nube verde, para vestirte con un tutú sin igual, que fraternalmente lucías por las calles hambrientas y grises, por las ciudades derruidas y lejanas, y a través del mundo.En un primer momento de su trayectoria poética, fiel a la tradición metafísica, de incuestionable hondura religiosa que comenzara con Manrique y el Arcipreste de Hita, que continuaría con Quevedo y Lope, y que llegaría a la “agonía cristiana”, de “sed eterna” unamunianas, alcanza su más alta plenitud en los poemarios ‘Ángel Fieramente Humano’ (1950) y ‘Redoble de Conciencia’ (1951); que años más tarde, en 1958, se convertirían en ‘Ancia’, resultado de la amalgama de la primera sílaba de un poemario y la última del otro, situando a Blas de Otero, a parte de algunos de los ya citados renglones más arriba, junto con Góngora, Gerardo Diego, Lorca y Miguel Hernández, entre los más espléndidos sonetistas de la lírica española. Su estilística inconfundible se caracteriza por los encabalgamientos abruptos, por los continuos paralelismos y los juegos de cariz fónicos, amén de un trasfondo conceptual que llega al lector de manera incontenible. Es la época del Dios terrible y vengativo del Antiguo Testamento que adocena a su grey con látigos de furia y tormento imperdonable.Con la publicación de ‘Pido la Paz y la Palabra’ en 1955, ‘En Castellano’ y ‘Que trata de España’ estas dos Obras editadas en París, la primera en 1959 y la segunda en 1964, Blas de Otero entra de lleno en la poesía social, abandonando su angustia existencial para abrazar el amplio estrato social que soñaba con la libertad y la democracia, en una España bajo el yugo fascista de la dictadura franquista. Del gran poeta César Vallejo, que “murió en París con aguacero”, que “nació un día en que Dios estaba enfermo”, aprendió la ruptura de la sintaxis en oraciones conversacionales, coloquiales, y los juegos de palabras, para crear un efecto asombroso, renovando de esta forma la misma lengua popular, dotándola de amplificaciones semánticas y literarias no halladas antes. Opuesto del todo a la dedicatoria purísticamente juanramoniana de “A la minoría, siempre”, da vuelta al calcetín del Vanguardista Premio Nobel de 1956, para concitar su clamorosa voz en defensa de “a la inmensa mayoría”, con una preocupación notablemente “noventayochista” de los Machado, Baroja, Valle Inclán y Unamuno. Como afirmaba el intelectual Jean Paul Sartre en su ensayo ‘¿Qué es la literatura?’ (1947), “el escritor que no se alía con los oprimidos se convierte en opresor”, elección esta que entre otras muchas, da cuenta filosóficamente de la irrupción de la poesía comprometida y de denuncia tras la crisis de la burguesía. Blas de Otero, nace en 1916, se enmarca en el periodo de posguerra y dentro de éste, en la llamada “Poesía Desarraigada” alrededor de la revista “Espadaña”, fundada en 1944 en León, junto a sus creadores Crémer y Nora, y otros poetas de la talla de Ángela Figuera, Dámaso Alonso, Ramón de Garciasol, José Luis Hidalgo y Carlos Bousoño, en clara contraposición con “Los Garcilasistas”, afines al régimen fascista de los Rosales, Panero, Vivanco, Ridruejo, Morales y García Nieto. Del primer grupo destacarían Gabriel Celaya con su libro ‘Cantos Íberos’ y el poeta bilbaíno de entre todos, con su apabullante magisterio durante varias décadas dentro de la poesía española. El trabajo posterior de Blas, en ‘Hojas de Madrid’, poemas insertos en el libro ‘Mientras’ de 1970, junto a la Obra ‘Historias Fingidas y Verdaderas’ también del mismo año, más las noticias de otros escritos de carácter inéditos e inconclusos, precisan de una rigurosa revisión filológica que aclare su última etapa, lo cual nos remite a la actual “Plataforma 29 de Junio”, –fecha en que murió en Madrid, en 1979- de rabiosa actualidad en Bilbao, que lucha por conseguir tras casi treinta años después de su muerte, una biografía veraz más una recopilación de toda su Obra. A su vez, el Excmo. Ayuntamiento de Bilbao, convoca el II Premio Internacional Blas de Otero-Villa de Bilbao 2009. Blas de Otero no dejó de experimentar con el Lenguaje, haciéndose y rehaciéndose como los grandes maestros, lo que le sitúa como verdadero alquimista de la lengua española que dejó como herencia ilimitadas posibilidades expresivas, y que jamás renunció a la renovación e indagación ligüísticas. España está en deuda con Blas de Otero, Poeta que dio todos sus versos por una España en paz. ¡Oh España!, no olvides tu historia, ahora no olvides tu historia.
Sergio Oiarzabal.
Profesor de Lengua y Literatura.
Autor de: Delicatessen Underground (Bilbao Ametsak).

1 comentario:

Octavio dijo...

Es una hermosa semblanza, Sergio.
Escrita con una altura poética digna del personaje al que va dedicada y dentro del estilo literario a que el autor (Sergio) nos tiene acostumbrados.
Enhorabuena y un abrazo.