miércoles, 17 de junio de 2009

Dos ciudades en la distancia hermanas


Llueve en Bilbao. Llueve en Temuco. Llueve lenta, paralelamente. Llueve en Temuco, llueve en Bilbao. La lluvia las iguala. Llueve de memoria, llueve en cursiva, dice Blas de Otero. La lluvia es el personaje más importante de mi infancia, dice Pablo Neruda. Llueve hacia atrás. Bilbao se resiste a Zumalakarregi y Temuco (Fuerte Recabarren era su nombre) resiste al altivo araucano. Pero Temuko es araucana como Bilbao es vasca (iberopolita y africana, reta Eduardo Apodaca). Llueve sobre la araucaria, llueve sobre Ercilla en el centro de Bilbao, en el alma de Chile, en el corazón de la Araucanía. Un Ercilla admirado de gotas paralelas. No las damas, amor, no gentilezas de caballeros canto enamorados, verbo aguerrido en medio de la lluvia, del barro –barrizales del alma niña, y tierna, y destrozada. Vivifica la lluvia el alma de la tierra y respira y canta el mapudungun (lengua de la tierra) y el corazón antiguo del euskera. Bilboko, Temuko-ko arbolak oraindik lurraren hizkuntzaz egiten dute, mendiekin batera, berde, bizi-bizirik, sustraiak sakonki finkatuta eta hostoen begiak irekitzen. Euria da ta Ertzillak dena ikusi du, begietan malko ilun eta distiratsuak. Etorkizuna eta iragana, Temuko eta Bilbo nahastu ditu euriak, lau gelatako etxea da bihotza, Ertzillaren bihotzari odol berdea dario.

3 comentarios:

jota punto arnaiz dijo...

La lluvia nos moja a los bilbaínos desde niños, desde cuando nacemos y suele ocurrir que en los recuerdos de las cosas importantes que nos paqsan, está lloviendo y llueve y llueve...
me gusta que el blog se internacionalice y haya alguien allá en Temuco, ciudad en la que parece que también llueve que se hermane con nosootros y nuestra calle Ercilla.

jagirreo.es.tl dijo...

Bueno, debo decir que soy de Bilbao, y que cuando me muevo por Temuco me parece por momentos estar en Bilbao, y casi casi digo que todos los barcos son barcos del Nervión, como Blas de Otero cuando andaba en China orientándose, digo casi porque el río Cautín da apenas para que navegue un barco de papel. Otra cosa son los montes, que también se ven desde la ciudad, como en Bilbao. Bilbao, Bilbao -nada de vil vaho-, y siempre Blas, Bilbao soy yo hasta la médula. Por cierto, qué gran poema el que dedica Blas a Bilbao, no vendría mal postearlo... porque la verdad es que yo a París me lo paso por debajo del Puente Colgante...

jagirreo.es.tl dijo...

Por cierto, buscando el poema, resulta que parece ser que el único lugar donde está completo es en este blog!!! Morir en Bilbao, posteo del 25 de marzo.