Vengo de más allá de las fronteras,
buscando primaveras diferentes;
escuché sin reparo los cantos de sirena
con la ebriedad del sabor a tierra nueva.
No voy a parte alguna;
ya sé que no me espera nadie,
pero quiero apurar lo que me queda
rompiendo aduanas y horizontes.
Si yo tuviera algo que decir, lo contaría ahora,
en este domingo frío del invierno,
mas, presiento que ya todo esta dicho,
que busco palabras diferentes
para decir lo mismo.
El día está cansado
y yo mismo
sigo mirando con los ojos glaucos
la idéntica procesión de lo monótono,
la inútil adoración a lo caduco.
Y mientras esto digo
llama un hombre a mi puerta y me pregunta
si sé que hay una guerra;
si sé que hay hombres y niños escondidos
en la trastienda de la historia.
Y me sorprendo repitiendo
la eterna cantinela de mis penas;
mirando absorto hacia el reloj parado,
pensando que soy sólo yo quien va conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario