mañana he de hacer un examen de maleta
que no se me olviden los calcetines de la gravedad
ni dejar en la fresquera las cerillas de la encarnación
el coro de la cirrosis cantará para Prometeo muy pronto
el oleaje de la niebla desciende por los Viernes más altos
basta un delfín para que no se pierda de nuevo la cosecha
y mis rodillas se hunden en el placer como en el eco las uñas de las [concubinas
todo es una encantadora niña a los ojos de las celosías muerte
aunque el tiempo dejase huérfana mi vida desde la metáfora primera
no hay pez que no se ahogue en el cielo victoriano de Oscar Wilde
no hay signo de interrogación no
que no hinque su garfio en mi repleto corazón de abismos
no hay brasa insomne no
que mi voz no guarde entre sus paños vírgenes
y jamás antes en la tierra como tú y yo pareciese
siendo a salvo un ser mismo en el amado milagro de querernos
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