miércoles, 10 de febrero de 2010

Huyendo de las cofradías.

Me ha nacido un día huérfano de esperas.

No hay un suspiro que me lleve
más allá del tiempo y de la escarcha,
y llueve hacia una lentitud de campo sin cosecha
que deja sin sentido la calma de la noche.
No hay nadie afuera. Sólo
las ramas retorcidas de un árbol sin hojas y sin sombras.
Sólo el corazón que en su corola espera
el frescor del rocío y de la aurora.
Los recuerdos que congela la memoria son inertes.
El tiempo los adoba y adereza para la complacencia.
Se filtran y se escapan de la tupida red de los olvidos
inútiles retazos de deshechos que ya nacieron muertos.
Recorren las distancias en dirección inversa
entre rumores de aguas que arrastran al que vaga
por los bosques calcinados por las antiguas heridas,
entre gritos de árboles que habitan las aves augúrales.

Un búho mira con ojos de Minerva.

Disputan entre sí veredas y leyendas;
residuos que van así, por senderos dispersos
en busca de los sueños rotos y de las rosas muertas.
No hallan la brújula de musgos en la corteza vieja de las hayas.
Como una esclava que busca en el cráter del desierto
la lámpara que olvidó la marea sobre una agreste duna;
que la luna convierte en playa o páramo,
reverberando, como en un cielo de abrojos y de arena.

E intenta caminar a tientas entre vísceras huecas;
desgarrarse las costuras de la piel y sus anejos
sólo para verse los surcos púrpuras,
marcados por las huellas de las venas.
Mirarse a si mimo frente a frente y reprochase
haber perdido las llaves de las puertas del encierro,
y quedar para siempre prisionero de su autismo.

E intenta mudar de piel, darse la vuelta,
(la palmada en el hombro de que hablaba Vallejo)
para mirar de cerca qué se oculta
en esa turbamulta de ser indiferente que se mezcla
en la incierta dualidad de ser distinto
y ser él mismo, al mismo tiempo.

5 comentarios:

Oiarzabal dijo...

Te aplaudo. Salud amigo.

Octavio dijo...

Gracias, Sergio. Tú eres de esas escasas "cofradías" de las que no me gustaría huir.
Saludos cordiales.

Marina dijo...

Esto se pone muy interesante...
No te podemos perder de vista, has encontrado el camino, y avanzas a pasos de gigante.

Un abrazo.

Octavio dijo...

Gracias, Marina por tus ánimos. Es difícil perderme de vista, aunque vaya de "Anónimo". Sigo siendo un "viajero" en busca del camino más recto, aunque sea a paso de hormiga.

Un beso.

Mena dijo...

Reitero lo expuesto trás la lectura de otro de tus textos: Tus versos están vestidos de filosofía.
¡pero qué bien escribes, Octavio!

Un cordial saludo.