viernes, 6 de noviembre de 2009

Elegía. Doliente por Lorca


DOLIENTE POR LORCA, DOLIENTES
(3ª Persona del Primer Pronombre)
Y qué es lo que vas a hacer
Voy a ocultarme en el lenguaje
Y por qué
Tengo miedo
Alejandra Pizarnik
reparo en ti, si ya dulcísima égloga, desde el primer suicidio de mi llanto con la injusta nueva de tu muerte. reparo en ti. en ti. solo en ti.
Amigo solemne, tú gimes todavía en el lirio luminoso sin eclipse,
observan tus ojos bajo tierra la edades desposadas de mis oscuridades,
perpetúas en mi mano de ocho años las naranjas grandes de mi yaya
y entonces mi palabra se me adormece en los labios fugitivos,
por no atreverme a besar tu boca virgen y despertarla de nuevo al universo.
Tan endurecida tu acuosa sombra, que camina encorvado el cielo por el peso afrutado de tus voces
y cuando pasan lista, no me llores garza impensable que me ahogo,
tú no llores cuando pasan lista en los colegios húmedos,
los niños desnudos con chisteras violetas se levantan y te dicen en alto: “Presente”.
Pero cuánto escalofrío tras las máscaras el escuchar tus pisadas de planetas que aún nos acongojan,
cómo enloquezco tu melena brillando en el puerto donde suene el violín de abejas de los sueños,
años de mi lejanísimo reino levantado en las nieblas yo daría por verte,
y si pudieras con tu lengua quemante ser de nuevo el tobogán para las termitas del latir sordo,
y si yo pudiese sacarme el corazón difunto y sembrarlo como una estrella en tu pecho,
me cortaría la mano con la que escribo para que la tuya pusiera sus huevas subterráneas,
te susurraría al oído cientos de mariposas para que en tus ojos volviesen a brillar campanillas,
y me cosería los labios con tus lágrimas para que así nuestros silencios fuesen dos huérfanos hermanos.
Ya te escupieron de Marte tres o cuatro rayos de tez avinagrada, tú no has muerto, ¡escuchas?,
no has muerto hermano mayor de los milagros, tú no has muerto, miles de barcos te esperan
y porque tú no has muerto, y porque donde te abandonaron duermen sus noches los perros persas,
el tiempo te hace renacentista su ofrenda en el mundo
con caracolas estelares, de muslos temblorosos, con tallos florecientes de una herida,
de claveles que amanecen, de siglos pasados que encerrabas en tu mano izquierda al licor nocturno,
de gigantescas campanas, de serpientes que buscan un alma imposible igual igual a la tuya,
para encontrarte en esos dedos de piano, en esas provincias donde no duermen jamás las yemas,
por esa garganta en la que nunca dejó de avivarse la temible orilla de la altura deseada por las barcas,
para encontrarte mi amado, hasta lo imposible, porque ya tú eres un es mío, nuestro, mundo entero.

2 comentarios:

Octavio dijo...

¡¡¡Impresionante!!!
Ocurre, Sergio, que después de esto, no me atrevo a públicar nada mío por miedo al ridículo. Pensaba hacerlo, ahora que tengo acceso a la Página, pero va a ser que no.
Qué le vamos a hacer, otra vez será.
Un abrazo.

Sergio Oiarzabal dijo...

Ni se te ocurra. Lo dijo Brecht; "O todos o ninguno". No me entrisezcas AMIGO:

AMIGO.