Debes ir una tarde de domingo,
cuando Venecia muere un poco menos.
A pesar de los niños solitarios,
del rosado enfermizo de los muros,
de los jardines ácidos de sombras,
debes ir a buscarle aunque no te hable.
(Olvidarás que el mar hunde a tu espalda
las islas, las iglesias, los palacios,
las cúpulas más bellas de la tierra.
Que no te encante el mar, ni sus sirenas.)
Recuerda: Fondamenta Cabalá.
Hay por allí un vidriero de Murano
y un bar con una música muy dulce.
Pregunta en la pensión llamada Cici
dónde habita aquel hombre que ha llegado
sólo para ver gentes, a Venecia,
aquel americano un poco loco,
erguido y con la barba muy nevada.
Pasa el puente de piedra, verás charcos
llenos de gatos negros y gaviotas.
Allí, junto al canal de aguas muy verdes,
lleno de azahar y frutos corrompidos,
oirás los violines de Vivaldi.
Detente y calla mucho mientras miras.
Ramo Corte Querina: ése es el nombre.
En esa callejuela con macetas,
sin más salida que la de la muerte,
vive Ezra Pound.
Antonio Colinas.
4 comentarios:
Que hermoso esta muestra de altruismo y admiración de los poetas hacia sus colegas, especialmente desaparecidos,(lo que no les resta méritos).
Me tomo la libertad de transcribir un poema del gran EZRA POUND.
Su título: ENCARGO
Id, canciones mías,al solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores,
id como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los opresores.
Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a la burguesa que se está muriendo de tédio,
id a las mujeres de los barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.
Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del alma.
Id de manera amistosa,
id con pàlabras sinceras,
ansiad el hallazgo de males nuevos un nuevo bien,
oponeos a todas las formas de opresión,
id a quiene la mediana edad a cebado,
a los que han perdiodo el interés.
Id a los adolescente a quienes les asfixia la familia...
¡Oh que triste resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas podridas y cayéndose.
Salid y desafiad la opinión.
Id contra este cautiverio vegetal de la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.
Ezra Pound.
Su gusto Ondiviela debió ser parecido al del sabio cuando eligiendo su música para su fin libre, sonaban las melodías que él antes escogió.
Fluyen constantemente melodías a nuestro derredor. Solo tenemos que dedicarles nuestra atención.
Elijamos las nuestras.
Un saludo,
Ondiviela
Saludos.
En la edición que conservo (Antonio Colinas. Poesía, 1967-1980. Colección Visor de Poesía. Madrid 1982), este poema no tiene puntos ni, lógicamente, mayúsculas tras el punto. Es un detalle, quizá trivial, pero me he acostumbrado a leerlo así.
ENCUENTRO CON EZRA POUND
debes ir una tarde de domingo,
cuando Venecia muere un poco menos,
a pesar de los niños solitarios,
del rosado enfermizo de los muros,
de los jardines ácidos de sombras,
debes ir a buscarle aunque no te hable
(olvidarás que el mar hunde a tu espalda
las islas, las iglesias, los palacios,
las cúpulas más bellas de la tierra,
que no te encante el mar ni sus sirenas)
recuerda: Fondamenta Cabalá,
hay por allí un vidriero de Murano
y un bar con una música muy dulce,
pregunta en la pensión llamada Cici
donde habita aquel hombre que ha llegado
sólo para ver gentes a Venecia,
aquel americano un poco loco,
erguido y con la barba muy nevada,
pasa el puente de piedra, verás charcos
llenos de gatos negros y gaviotas,
allí, junto al canal de aguas muy verdes
lleno de azahar y frutos corrompidos,
oirás los violines de Vivaldi,
detente y calla mucho mientras miras:
Ramo Corte Querina, ése es el nombre,
en esa callejuela con macetas,
sin más salida que la de la muerte,
vive Ezra Pound
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