UN DOLOR DE LÁGRIMAS
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Las águilas rondando la noche celeste
extienden sus garras, perciben la muerte
otean ociosas nuevos horizontes
ojos, matorrales rebuscan desde el cielo
columnas de aire, repiqueteando muerte
mientras ella sueña se solaza y sonríe
con la buena nueva.
Sus garras afilan girando en círculos
su mover de estrellas.
Su cuerpo se rompe, entre sollozos se astilla,
se quiebra lagrimas de muerte
le pesan, le queman, se quema…
entre sabanas de nieve, ella se cobija
con su hilar se envuelve, color verde,
es de verde oliva, de olivas sus ojos,
de esas dos olivas brotando lagrimas
suspiros, sollozos en la vieja sala.
Un runrún de muerte, inunda la estancia
con su color negro que sus ojos delatan.
Los ríos de lágrimas empapan las sabanas.
Su rostro sereno se contiene, apacigua su alma.
Entre viejas paredes, su cuerpo descansa,
suspirando cielos, sudaba su alma.
Se duerme. Superó la muerte,
entre duendes.
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Antonio
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