miércoles, 9 de diciembre de 2009

Un poema de Sergio Oiarzabal

TOCATA Y FUGA
Con la palabra quisiste hacerte libre y con la palabra terminaste siendo reo. Cada cual elige la cuerda con la que se quiere ahorcar, y es mi voz demasiado vieja para morir. Es la que gimió con toda la fuerza de los aguijones al ser sepultada por estrellas, la que fuera de sí voló desnuda en los cánticos nómadas de los akelarres, la que ordenó la decapitación de los reyes en los palacios tomados, la que fue sacrificada y derramó su sangre en copas de viento, la que abrió el resplandor de cofres profanados por la melodía oscura de las lluvias, la que besó paisajes lejanos y jamás después quiso llegar a descansar en su sonido. No otra que la que ahogara en la carne la fe de su eco por temor a nubes iguales. Y la muerte saldrá ciega de mis entrañas hasta abrasar mi piel. Aquella tierra que brillará por un momento como un diamante, como una herida en la sombra, como un latigazo en el viento, con todas las distancias de los latidos, y todo yo seré su flor abierta, la que embriagará con el aroma de todos los amores que tuvo el mundo, y todo yo seré su flor abierta.
Sergio Oiarzabal

3 comentarios:

jagirreo.es.tl dijo...

Enhorabuena, Sergio, entregado y embriagado por la poesía.

Octavio dijo...

Se hacía demasiado patente tu ausencia, Sergio. Feliz regreso y que a partir de ahora, todos sean tocatas y ninguna "fuga". Si es necesaria siempre la poesía, la tuya lo es más.
Un abrazo.

Zodíaco dijo...

...y Calíope le acogió en su seno.
Bienvenido