Dedicado
A
los que piensan por nosotros para que descansen un poco.
José Javier López
NO
DEJÉIS QUE OS QUITEN VUESTRA ALMA
He
visto volar gaviotas dentro de la ciudad,
vuelan
en grupo sintiéndose libres
como
si fuera tiempo de tormenta.
Revolotean
por encima de nuestros viejos tejados.
Dictan
leyes como sabios de la historia
y
nos nombran sin mirarnos y nos dejan solos.
Solos
contra ellos, contra la voz que apaga la tormenta
y
doblega los sentidos,
solos
como secuaces que gastamos más de lo tenido
cuando
vivimos con cien monedas prestadas por los vientos
y
supimos ser libres, ilimitados...
No dejéis que os hipotequen el alma
es lo único nuestro que nos queda,
lo
poco nuestro que nos queda.
Vended
la vida, a pocos les interesa, regalad la vida. Es vuestra;
pero
no os dejéis quitar el alma.
El
alma es la argamasa que construye la morada con otras almas,
la
urdimbre que hace el cesto donde llevar lo que es nuestro,
lo
que sirve y no pueden ni quitar ni comprar,
porque
es intangible; pero presente.
No
os dejéis robar el alma.
Juntad
vuestra alma con la mía, -tan pequeña-,
y
volemos a la par de las gaviotas siendo la tormenta,
haciendo
nuestro el rayo y la razón que truena
ante
la codicia y la vehemencia de quien nos obliga;
pero,
por favor, por la vida, por nosotros...
NO
DEJÉIS QUE OS QUITEN VUESTRA ALMA
J. Arnaiz
J. Arnaiz
1 comentario:
¡Bien, Javi! No nos dejaremos, pero va a ser doloroso.
Salud.
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