miércoles, 30 de noviembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
poema dedicado a sergio oiarzabal
El poeta y la ciudad
1
Decidiste largarte de esta ciudad y puede que algún día también yo siga esa dirección
tal como lo planeaste.
Sin hacer incomodas maletas que arrastren más pesados escombros.
Con el mismo aire melancólico y mortecino del batir de alas de las gaviotas
cuando ingrávidas van al encuentro de los barcos
para que lleguen prendidos a sus mástiles los oxidados nubarrones
a esta ciudad equivocada.
En la que perpetuamente parece caer de lado una fina lluvia de mercurio,
orilla final de un continente, al borde de recaer en el martirio y a miles de kilómetros de la absolución.
Donde sólo se fracasa en vida, sede de todas las adicciones y esperma de todos los diagnósticos,
que silencia las voces obligándolas a masticar sus nudillos hasta convertir las bocas en muñones
y en la que, acabo de darme cuenta, me he quedado
sin cómplice.
2
Decidiste marcharte sin reparar en lo solo que me dejabas frente a esta ciudad
en la que nacimos de madres vírgenes
y, una vez echados los dientes, en la que copulamos en plena calle entre los cuerpos insepultos
de nuestros crímenes observando.
A los que un viento de otoño prematuro esparce como hojarasca
por las esquinas pidiendo lo suelto a cambio de devolverte al opio de un amor fingido.
Sobre los incómodos bancos de los parques durmiendo como ángeles derrocados
el sueño de creerse a salvo de no deber nada a nadie.
Al fondo de bares siempre oscuros y ruidosos, bebiendo solo en un rincón,
sujeto a una copa como una bola de cristal que siempre predice un futuro inaceptable.
Bajo el gris amanecer, en la doliente intemperie de caminar por los muelles tan vacíos de vida
como los bolsillos en los que sólo aciertan a entrar frías las manos.
Instante de reencuentro con una momentánea lucidez empeñada en hallar significado
a por qué en esta ciudad parece que siempre queda algo por suceder,
por qué echa la mano al cuello sin pestañear,
o por qué en los patios de las escuelas juegan en silencio, como escépticos ancianos,
niños que se encojen de hombros como si no tuvieran padres, mientras sus hermanos no nacidos,
huérfanos de promesas, se divierten corriendo y gritando despreocupados por las cloacas
vestidos de primera comunión.
3
Decidiste, solo y sin avisar como cuando se te cruzaba venir a verme, dejar esta ciudad
de ataúdes abiertos,
de casas medio derruidas en cuyas paredes al descubierto sigue aún colgado nuestro retrato.
Absurdo y abstracto como el de un pariente lejano, tan irreconocible como nuestro rostro
en el espejo borroso y polvoriento
de un tiempo tozudo que jamás permitirá que volvamos a ser vigorosos y excitados
de mirada retadora.
Descubriendo, como si camináramos descalzos, sus frías y húmedas calles,
sintiéndonos invulnerables y eternos.
Lo hiciste llevándote todo lo que sabes de mí y nunca me contaste.
Sin echar la vista atrás,
no fuera que contemplar como ardían volátiles las dimensiones del teatro te hubiera hecho olvidar
que para ti fue siempre más importante el argumento que las dimensiones del teatro.
Rugiendo por tus venas como gasolina en un camión de dieciséis ruedas lanzado por la autopista
a toda velocidad,
en mitad de la oscura calima de la ardiente noche, arrollando con los faros como ojos en éxtasis
enjambres de polillas desorientadas.
Ungido por la bendita locura de ser antes que nadie quien encuentre ese exilio de pétalos de amapola,
el parnaso en el que la palabra deja de deambular con sonido de pasos de un fantasma
metido en el pecho
y se reconcilia materializándose real en un ser vivo habitando la vida
eterno.
A Sergio Oiarzabal
1
Decidiste largarte de esta ciudad y puede que algún día también yo siga esa dirección
tal como lo planeaste.
Sin hacer incomodas maletas que arrastren más pesados escombros.
Con el mismo aire melancólico y mortecino del batir de alas de las gaviotas
cuando ingrávidas van al encuentro de los barcos
para que lleguen prendidos a sus mástiles los oxidados nubarrones
a esta ciudad equivocada.
En la que perpetuamente parece caer de lado una fina lluvia de mercurio,
orilla final de un continente, al borde de recaer en el martirio y a miles de kilómetros de la absolución.
Donde sólo se fracasa en vida, sede de todas las adicciones y esperma de todos los diagnósticos,
que silencia las voces obligándolas a masticar sus nudillos hasta convertir las bocas en muñones
y en la que, acabo de darme cuenta, me he quedado
sin cómplice.
2
Decidiste marcharte sin reparar en lo solo que me dejabas frente a esta ciudad
en la que nacimos de madres vírgenes
y, una vez echados los dientes, en la que copulamos en plena calle entre los cuerpos insepultos
de nuestros crímenes observando.
A los que un viento de otoño prematuro esparce como hojarasca
por las esquinas pidiendo lo suelto a cambio de devolverte al opio de un amor fingido.
Sobre los incómodos bancos de los parques durmiendo como ángeles derrocados
el sueño de creerse a salvo de no deber nada a nadie.
Al fondo de bares siempre oscuros y ruidosos, bebiendo solo en un rincón,
sujeto a una copa como una bola de cristal que siempre predice un futuro inaceptable.
Bajo el gris amanecer, en la doliente intemperie de caminar por los muelles tan vacíos de vida
como los bolsillos en los que sólo aciertan a entrar frías las manos.
Instante de reencuentro con una momentánea lucidez empeñada en hallar significado
a por qué en esta ciudad parece que siempre queda algo por suceder,
por qué echa la mano al cuello sin pestañear,
o por qué en los patios de las escuelas juegan en silencio, como escépticos ancianos,
niños que se encojen de hombros como si no tuvieran padres, mientras sus hermanos no nacidos,
huérfanos de promesas, se divierten corriendo y gritando despreocupados por las cloacas
vestidos de primera comunión.
3
Decidiste, solo y sin avisar como cuando se te cruzaba venir a verme, dejar esta ciudad
de ataúdes abiertos,
de casas medio derruidas en cuyas paredes al descubierto sigue aún colgado nuestro retrato.
Absurdo y abstracto como el de un pariente lejano, tan irreconocible como nuestro rostro
en el espejo borroso y polvoriento
de un tiempo tozudo que jamás permitirá que volvamos a ser vigorosos y excitados
de mirada retadora.
Descubriendo, como si camináramos descalzos, sus frías y húmedas calles,
sintiéndonos invulnerables y eternos.
Lo hiciste llevándote todo lo que sabes de mí y nunca me contaste.
Sin echar la vista atrás,
no fuera que contemplar como ardían volátiles las dimensiones del teatro te hubiera hecho olvidar
que para ti fue siempre más importante el argumento que las dimensiones del teatro.
Rugiendo por tus venas como gasolina en un camión de dieciséis ruedas lanzado por la autopista
a toda velocidad,
en mitad de la oscura calima de la ardiente noche, arrollando con los faros como ojos en éxtasis
enjambres de polillas desorientadas.
Ungido por la bendita locura de ser antes que nadie quien encuentre ese exilio de pétalos de amapola,
el parnaso en el que la palabra deja de deambular con sonido de pasos de un fantasma
metido en el pecho
y se reconcilia materializándose real en un ser vivo habitando la vida
eterno.
A Sergio Oiarzabal
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Soñador-Es
Escucha el audio PLAY
Siempre
pensé que los musos se diluían una vez trabajado mis deseos,sin
embargo pernoctas en mi quizá por esconderme tras tus ojos negros
que no dejan de invitarme libidinosos.
Te
observo a través de la pared liquida que derrama humedades
invertidas mientras tu voz descansa en otra luna que no es la
mía,soñador.
Vuelves
a ser orilla donde rompe la ola que envidio por su fuerza,arena
intacta que adoran mis manos acariciar.Vuelves a mi, carne
prohibida,cuerpo que se me antoja regalo,fantasía dividida,saliva
escondida en el pecado...Por que eres pecado entre mis dientes,veneno
que diluye mi sangre y muerte si no te respiro
Traspasas
los límites de cualquier oración sagrada y las emes crecen
deseosas de estancias,clavando su base en mi piel como mordedura de
aguja .
No me
mires si me haces participe que me enamoras soñador.
Toma
mis versos con la cautela de unas manos asustadas,y tenme presente
en la aurora de la ciudad que despiertes si acaso los besos fracasan.
Hay rincones escondidos donde estará mi alma esperándote como noche
a las luciérnagas. Buscame en ellos con la alevosía de un triunfador
blindado,soñador y tenme sin los escrúpulos de la hora,y hazme sin
la conciencia turbada por la inquisición que te somete.
Siempre
pensé que los musos se diluían una vez trabajado mis deseos. Pero
tú, sigues bailando en enredaderas que habitan balcones imposibles
y yo ...te verso a pinceladas los labios.
Hagámonos el amor ,soñador...diez minutos,una hora o una vida.
Un poema de Mikel Varas
Abando 5 a.m.
Un Sol cabizbajo
borra mi silencio.
Un tumulto.
Un problema.
Una risa.
Un sollozo
pero solo en el ojo derecho.
El otro está cansado.
Se acostumbró a vivir...
A vivir llorando.
Mikel Varas
Un Sol cabizbajo
borra mi silencio.
Un tumulto.
Un problema.
Una risa.
Un sollozo
pero solo en el ojo derecho.
El otro está cansado.
Se acostumbró a vivir...
A vivir llorando.
Mikel Varas
RECITAL DE POESÍA DE MIKEL VARAS EN VITORIA
Acompañado por el poeta y cantante de LEVE Ritxi Poo
y la guitarra del maestro José Sanchez
Día 1 de diciembre 20.00h.
Casa de cultura Ignacio Aldekoa
Dirección: Paseo de la Florida, 9, 01005, Vitoria-Gasteiz
STAND DE MIKEL VARAS EN GETXOARTE 2011
Inauguración 2 de diciembre a las 11.00h.
Días 2,3,4, DE DICIEMBRE
Horario de 11.00 a 14.00h y de 17.00h a 21.00h
Plaza de la estación de metro de Las Arenas (Getxo)
Acompañado por el poeta y cantante de LEVE Ritxi Poo
y la guitarra del maestro José Sanchez
Día 1 de diciembre 20.00h.
Casa de cultura Ignacio Aldekoa
Dirección: Paseo de la Florida, 9, 01005, Vitoria-Gasteiz
STAND DE MIKEL VARAS EN GETXOARTE 2011
Inauguración 2 de diciembre a las 11.00h.
Días 2,3,4, DE DICIEMBRE
Horario de 11.00 a 14.00h y de 17.00h a 21.00h
Plaza de la estación de metro de Las Arenas (Getxo)
lunes, 21 de noviembre de 2011
Un poema de Santiago Liberal
CANCIÓN DE AMOR
Pienso en ti y te siento cerca
aunque no estes a mi lado.
Desesperado repito tu nombre
y tu imagen en mi mente se refresca.
entregarte por la mañana una rosa
y quererte, sobre todo ¡quererte!
y amarte,sobre todo ¡amarte!
fundidos en una vida hermosa
reposando mi cabeza en tu espesura.
Y abrazarte, sobre todo ¡abrazarte!
y tenerte, sobre todo ¡Tenerte!
porque si no, me embargara la amargura.
Santiago Liberal
del Poemario Híbridos
Pienso en ti y te siento cerca
aunque no estes a mi lado.
Desesperado repito tu nombre
y tu imagen en mi mente se refresca.
entregarte por la mañana una rosa
y quererte, sobre todo ¡quererte!
y amarte,sobre todo ¡amarte!
fundidos en una vida hermosa
reposando mi cabeza en tu espesura.
Y abrazarte, sobre todo ¡abrazarte!
y tenerte, sobre todo ¡Tenerte!
porque si no, me embargara la amargura.
Santiago Liberal
del Poemario Híbridos
jueves, 17 de noviembre de 2011
Un soneto de Jabier Aguirre
AHORA
"Es ahora la hora"
José Ángel Valente
Mañana empieza hoy, ahora es la hora
de andar como si fuera ya el futuro,
de empezar a empezar, sin más seguro
que la inestable tabla del ahora.
No puede ser la sombra vencedora
del porvenir que viene en aire puro,
no ha de morir el alba contra un muro
de indiferente carne abrumadora.
Hoy hace sol, buen tiempo, la mañana
ilumina la esquina más oscura
del corazón. Será que está empezando
el día, que la música cercana
nos baña, tan presente, de esta dura
luz que nos hace, vamos, libres, cuando...
jabier Aguirre
"Es ahora la hora"
José Ángel Valente
Mañana empieza hoy, ahora es la hora
de andar como si fuera ya el futuro,
de empezar a empezar, sin más seguro
que la inestable tabla del ahora.
No puede ser la sombra vencedora
del porvenir que viene en aire puro,
no ha de morir el alba contra un muro
de indiferente carne abrumadora.
Hoy hace sol, buen tiempo, la mañana
ilumina la esquina más oscura
del corazón. Será que está empezando
el día, que la música cercana
nos baña, tan presente, de esta dura
luz que nos hace, vamos, libres, cuando...
jabier Aguirre
Cadaver Exquisito de Noches Poéticas
NOCHES POÉTICAS
BILBAO
Cada cita de cada Noche Poética tiene, además del entretenimiento, la cultura hecha en tiempo real en forma de poesía, literatura, arte y música, la faceta creativa del público que se expresa a través de los temas de "los cadáveres exquisitos" La noche en el Caos Club, con un público respetuoso y participativo que llenaba el local, no fue una excepción a la hora de encarar con "descaro" el escabroso y desafiante tema: "los genitales" A las pruebas me remito. ¡Que lo disfrutéis!
Ni principio ni fin, tan sólo son un medio
danzón, zumbón, juguetón. Maravillosas curvas.
Y allí estaban su polla y su coño rotos por amarse.
Nido de carne, de poros abiertos, de calor
y embrollo de sensaciones, pasiones, lujurias;
¡ay, si supieras que estás donde debes estar...!
Paloma en tus senos mensajera,
seguiré caminando por tu cuerpo y tu brisa,
sombra que se alarga al atardecer.
Yo he visto en las puertas de Tanhausen los huevos más grandes
del mundo;
pero somos un susurro al alba del placer infinito
y en ese instante, un leve roce
en genitales colgantes:
gen... y tal; gen... y tales.
La lija de tu lengua bruñe la carne
y tengo impresa la presión de tus caderas
y el sabor de tu sexo.
Hoy no tengo el coño para farolillos...
Se la vi y me sorprendí,
porque cuando en mi bici andaba
¡todo me colgaba!
Me irrita no rozar tus partes;
rómpeme, sólo eso, en cuatro o como quieras, pero hazlo,
tanto te anhelo, tanto te quiero
con el (booom) latido (booom) de mi cuerpo,
y dichosa la neurona, decían que estaba sola.
En serventesios de estrofas viejas
los huevos me suben a las orejas,
¡ciego y maltrecho a los pies de la noche
y el caramelo mágico que crece en mi boca!
Noches Poéticas
BILBAO
Cada cita de cada Noche Poética tiene, además del entretenimiento, la cultura hecha en tiempo real en forma de poesía, literatura, arte y música, la faceta creativa del público que se expresa a través de los temas de "los cadáveres exquisitos" La noche en el Caos Club, con un público respetuoso y participativo que llenaba el local, no fue una excepción a la hora de encarar con "descaro" el escabroso y desafiante tema: "los genitales" A las pruebas me remito. ¡Que lo disfrutéis!
Ni principio ni fin, tan sólo son un medio
danzón, zumbón, juguetón. Maravillosas curvas.
Y allí estaban su polla y su coño rotos por amarse.
Nido de carne, de poros abiertos, de calor
y embrollo de sensaciones, pasiones, lujurias;
¡ay, si supieras que estás donde debes estar...!
Paloma en tus senos mensajera,
seguiré caminando por tu cuerpo y tu brisa,
sombra que se alarga al atardecer.
Yo he visto en las puertas de Tanhausen los huevos más grandes
del mundo;
pero somos un susurro al alba del placer infinito
y en ese instante, un leve roce
en genitales colgantes:
gen... y tal; gen... y tales.
La lija de tu lengua bruñe la carne
y tengo impresa la presión de tus caderas
y el sabor de tu sexo.
Hoy no tengo el coño para farolillos...
Se la vi y me sorprendí,
porque cuando en mi bici andaba
¡todo me colgaba!
Me irrita no rozar tus partes;
rómpeme, sólo eso, en cuatro o como quieras, pero hazlo,
tanto te anhelo, tanto te quiero
con el (booom) latido (booom) de mi cuerpo,
y dichosa la neurona, decían que estaba sola.
En serventesios de estrofas viejas
los huevos me suben a las orejas,
¡ciego y maltrecho a los pies de la noche
y el caramelo mágico que crece en mi boca!
Noches Poéticas
miércoles, 16 de noviembre de 2011
lunes, 14 de noviembre de 2011
Un poema de Rosa Díez
EL HECHIZO DE LOS COLORES
Sábana de avena
con canto de grillo,
todo lo que miro
se vuelve amarillo.
Hojas del otoño,
lluvia en el balcón,
todo lo que miro
se vuelve marrón.
Mirada de niño,
nieve en el barranco,
todo lo que miro
se me vuelve blanco.
Autopista, humo,
invierno, adoquín,
todo lo que miro
se me vuelve gris.
Grajo, golondrina,
nubarrón y cuervo,
todo lo que miro
se me vuelve negro.
Monte con llovizna,
ternero que muerde,
todo lo que miro
se me vuelve verde
Colibrí del día,
palacio del alba,
todo lo que miro
se me vuelve malva.
Navaja de monte,
tiro de escopeta,
todo lo que miro
se vuelve violeta.
Cárabo volando,
viento del oeste,
todo lo que miro
se vuelve celeste.
Botón de cereza,
pelo de raposa,
todo lo que miro
se me vuelve rosa.
El sol del ocaso
sobre la ventana,
todo lo que miro
se me vuelve grana.
Y cierro los ojos
con tantos colores,
que veo la vida
llenita de flores.
Rosa Díez
Sábana de avena
con canto de grillo,
todo lo que miro
se vuelve amarillo.
Hojas del otoño,
lluvia en el balcón,
todo lo que miro
se vuelve marrón.
Mirada de niño,
nieve en el barranco,
todo lo que miro
se me vuelve blanco.
Autopista, humo,
invierno, adoquín,
todo lo que miro
se me vuelve gris.
Grajo, golondrina,
nubarrón y cuervo,
todo lo que miro
se me vuelve negro.
Monte con llovizna,
ternero que muerde,
todo lo que miro
se me vuelve verde
Colibrí del día,
palacio del alba,
todo lo que miro
se me vuelve malva.
Navaja de monte,
tiro de escopeta,
todo lo que miro
se vuelve violeta.
Cárabo volando,
viento del oeste,
todo lo que miro
se vuelve celeste.
Botón de cereza,
pelo de raposa,
todo lo que miro
se me vuelve rosa.
El sol del ocaso
sobre la ventana,
todo lo que miro
se me vuelve grana.
Y cierro los ojos
con tantos colores,
que veo la vida
llenita de flores.
Rosa Díez
domingo, 13 de noviembre de 2011
Noches Poéticas
Volvemos a los bares de Bilbao con las pilas cargadas y con ganas de ofrecer un espectáculo diferente y participativo en el que la gente pueda disfrutar de la expresión artística en su local habitual tomándose una copa o un café. Tenemos ganas de vosotros. Regresamos, con poesía, literatura, monólogos, fotografía, video proyecciones… Con arte y cultura, en definitiva.
Esta vez la velada tendrá lugar el miércoles 16 de noviembre... en el Caos Club – C/ Simón Bolívar, 10 – a las 20:00.
Vendrá como invitado especial el escritor Mikel Alvira, que nos presentará su último libro “Cuatro coma cuatro” y nos deleitará con alguno de sus poemas.
Como actores contaremos con Txemi del Olmo, Alberto Arzúa y Zuria.
En el apartado musical estará Nora Landaluce al piano acompañando los recitales e interpretando algún tema, y los cantautores Jon Arraibi y Javier Triguero interpretarán a dúo “Al Alba” y después, unos temas por separado.
Se proyectarán video-poemas de Monika Nude y Alberto Arzúa.
Junto al equipo habitual de escritores y poetas (Julián Borao, Julio González Alonso, Javier Arnaiz, Ritxi Poo, Monika Nude, Asier Triguero) tendremos el placer de contar con: Santiago Liberal, Manu Rodilla, Fernando Marcos, Javier Bermúdez Valencia, Ana Muela, Titina Blanco, Ibon Zubiela, Karla, Hugo Larrazabal, Mikel Herrero, Mikel Varas, Pepa Aguëro Sánchez…
Y por supuesto, vosotros. Cuya participación anónima a través del “Cadáver Exquisito” y más directa, cuando os animáis a cambiar la barra por nuestro micrófono, ameniza y amplia siempre nuestras veladas de manera significativa.
¿No sabéis lo que es el cadáver exquisito?
Este miércoles, 16 de noviembre en el Caos Club, a las 20;00.
Os esperamos.
Cadaver Exquisito
“PIERNAS”
“Cadáver exquisito” vestido por el público asistente a la Noche Poética en el Amor de Madre
Como ruedas de ese tren que me llevan inexorablemente a ti,
cruzadas al viento.
Columnas del asombro, raíz de ardiente curvatura cuando te nombran necesaria, o atractiva.
A veces tan largas y esbeltas que a la imaginación parecen peludas y tiernas.
Dejaron de caminar y me dejaron moribundo, solo ante lo inevitable, justo cuando habían sido sensuales autopistas al cielo.
Fuerza y perfección, tiernas sendas desde tus pies cuando llevas las riendas.
Centímetros de piel tibia, suave, bajo las sábanas.
Dos velas sin fin
se ensamblan a mis caderas.
Dos haces concluyentes unidos a la esencia… luz….
Columnas de mármol que sostienen mi utopía…
Me gustan porque saben a camino y a recuerdos,
a deseo de ida y vuelta.
Se movían al ritmo de la música e invitaban a seguirlas.
dando el pulso y el ritmo a mis pasos.
Erguidas autopistas del camino al epicentro….
Ascensores paralelos subiendo a la habitación de tu ombligo
Siempre las reservo para el final.
“Cadáver exquisito” vestido por el público asistente a la Noche Poética en el Amor de Madre
Como ruedas de ese tren que me llevan inexorablemente a ti,
cruzadas al viento.
Columnas del asombro, raíz de ardiente curvatura cuando te nombran necesaria, o atractiva.
A veces tan largas y esbeltas que a la imaginación parecen peludas y tiernas.
Dejaron de caminar y me dejaron moribundo, solo ante lo inevitable, justo cuando habían sido sensuales autopistas al cielo.
Fuerza y perfección, tiernas sendas desde tus pies cuando llevas las riendas.
Centímetros de piel tibia, suave, bajo las sábanas.
Dos velas sin fin
se ensamblan a mis caderas.
Dos haces concluyentes unidos a la esencia… luz….
Columnas de mármol que sostienen mi utopía…
Me gustan porque saben a camino y a recuerdos,
a deseo de ida y vuelta.
Se movían al ritmo de la música e invitaban a seguirlas.
dando el pulso y el ritmo a mis pasos.
Erguidas autopistas del camino al epicentro….
Ascensores paralelos subiendo a la habitación de tu ombligo
Siempre las reservo para el final.
miércoles, 9 de noviembre de 2011
SUSANA
Susana
Siempre quise haber sabido quien eras. Ha sido la incertidumbre que más me ha castigado durante el tiempo que ocupaste mis parcelas más intimas y que aun recorre como el duende de la desolación las extensas zonas en carne viva que dejaste tras tu ausencia.
Haberte encontrado un nombre para dejar de llamarte sin palabras, con aquella ansiedad solícita de tus labios de lengua bífida que me arrancaban aquellos dulces suspiros o, al encontrar al fin ese tendon, producían un inesperado gemido.
No supe como tratarte. No sé si debido al vértigo de comprobar cuanto nos separa o al pánico a lo que nos podría haber unido.
Así que nunca vi claro si eras un bello regalo desnudo y lascivo del cielo – de un Dios que me castigó obsequiándome con algo que le pedí en tantas noches de hastiada vigilia - que nada más me quedaba dormido se escabullía cerrando la puerta sin que yo la oiría. Como una premonición de un final que huye escalera abajo. Recortada por las sombras de un amanecer que escapa hacia delante como lo haría de una frase que nunca estuvimos seguros de saber pronunciar. Obligándome a compartir su premeditada soledad abandonado a la intangible presencia dejada por su olor entre los pliegues de las sábanas de mi cuerpo y a la evocación irreal de imágenes casi pornográficas. Montándonos a horcajadas. Cabalgando el delirio hasta agotados dejar caer los brazos abiertos sobre la húmeda redención del abrazo de dos bocas compartiendo su aliento exhausto.
O una diosa pagana, surgiendo recién nacida de entre sus propios fluidos que me ofrece en su aguabenditera para que humedezca las puntas de mis dedos y pueda escribir sobre mi paladar el génesis de una nueva generación de sensaciones. Que las palmas de mis manos intentan vestir acariciando la filigrana de su piel desnuda. Deidad a la que ya no me estaba permitido adorar y menos ambicionar. Inalcanzable como mendigar la felicidad eterna de volver a nacer y vivir sin un pasado en el que estaba de vuelta de casi todo cuando tus padres aun continuaban ignorando cual sería el sexo de su primogénito.
Tampoco despues he sabido hallar las palabras que me hubiera gustado susurrarte mientras caminaba dentro de ti, ni las que pronunciar cuando decidiste no volver a ser un pecado de ternura y de sangre, tan obvia como tu vulnerable mirada, que tanto me recordaba a la llama de una vela junto a una ventana abierta.
Quiza porque nunca comprendi que pretendiías de mí.
Si robarme el secreto que redima tus pueriles dudas sobre en quien no te quieres convertir, sonsacándome en quien soñé convertirme sin conseguirlo.
O obtener una dirección completa que te lleve lejos de las tareas de mi calle, como si realmente existiera algún lugar donde no cargar con la culpa de no equivocarse jamás.
O terminar de volverme loco. Como cuando pienso que hasta ti no había aceptado aún que ya estaba en mitad del páramo de esa edad en que aspirar a tener ilusiones es el mayor de los pecados, tanto o más que la necedad de los jóvenes que se comportan como viejos.
Esos viejos que se consuelan con el recuerdo de un último amor que se les escurrió con la facilidad con que tus cabellos escapan entre mis dedos. La misma con que tu cuerpo parecía girar entre ellos con la absoluta levedad de un hada, de una libélula azul sobrevolando las ruinas grises de una antigua civilización que despareció sin dejar huella. Transformada por la magia del momento en lo único vivo que respiraba sobre mi cama.
Siempre quise haber sabido quien eras. Ha sido la incertidumbre que más me ha castigado durante el tiempo que ocupaste mis parcelas más intimas y que aun recorre como el duende de la desolación las extensas zonas en carne viva que dejaste tras tu ausencia.
Haberte encontrado un nombre para dejar de llamarte sin palabras, con aquella ansiedad solícita de tus labios de lengua bífida que me arrancaban aquellos dulces suspiros o, al encontrar al fin ese tendon, producían un inesperado gemido.
No supe como tratarte. No sé si debido al vértigo de comprobar cuanto nos separa o al pánico a lo que nos podría haber unido.
Así que nunca vi claro si eras un bello regalo desnudo y lascivo del cielo – de un Dios que me castigó obsequiándome con algo que le pedí en tantas noches de hastiada vigilia - que nada más me quedaba dormido se escabullía cerrando la puerta sin que yo la oiría. Como una premonición de un final que huye escalera abajo. Recortada por las sombras de un amanecer que escapa hacia delante como lo haría de una frase que nunca estuvimos seguros de saber pronunciar. Obligándome a compartir su premeditada soledad abandonado a la intangible presencia dejada por su olor entre los pliegues de las sábanas de mi cuerpo y a la evocación irreal de imágenes casi pornográficas. Montándonos a horcajadas. Cabalgando el delirio hasta agotados dejar caer los brazos abiertos sobre la húmeda redención del abrazo de dos bocas compartiendo su aliento exhausto.
O una diosa pagana, surgiendo recién nacida de entre sus propios fluidos que me ofrece en su aguabenditera para que humedezca las puntas de mis dedos y pueda escribir sobre mi paladar el génesis de una nueva generación de sensaciones. Que las palmas de mis manos intentan vestir acariciando la filigrana de su piel desnuda. Deidad a la que ya no me estaba permitido adorar y menos ambicionar. Inalcanzable como mendigar la felicidad eterna de volver a nacer y vivir sin un pasado en el que estaba de vuelta de casi todo cuando tus padres aun continuaban ignorando cual sería el sexo de su primogénito.
Tampoco despues he sabido hallar las palabras que me hubiera gustado susurrarte mientras caminaba dentro de ti, ni las que pronunciar cuando decidiste no volver a ser un pecado de ternura y de sangre, tan obvia como tu vulnerable mirada, que tanto me recordaba a la llama de una vela junto a una ventana abierta.
Quiza porque nunca comprendi que pretendiías de mí.
Si robarme el secreto que redima tus pueriles dudas sobre en quien no te quieres convertir, sonsacándome en quien soñé convertirme sin conseguirlo.
O obtener una dirección completa que te lleve lejos de las tareas de mi calle, como si realmente existiera algún lugar donde no cargar con la culpa de no equivocarse jamás.
O terminar de volverme loco. Como cuando pienso que hasta ti no había aceptado aún que ya estaba en mitad del páramo de esa edad en que aspirar a tener ilusiones es el mayor de los pecados, tanto o más que la necedad de los jóvenes que se comportan como viejos.
Esos viejos que se consuelan con el recuerdo de un último amor que se les escurrió con la facilidad con que tus cabellos escapan entre mis dedos. La misma con que tu cuerpo parecía girar entre ellos con la absoluta levedad de un hada, de una libélula azul sobrevolando las ruinas grises de una antigua civilización que despareció sin dejar huella. Transformada por la magia del momento en lo único vivo que respiraba sobre mi cama.
domingo, 6 de noviembre de 2011
Homenaje a la Poesia y Poetas Vascos
La Asociación Cultural LITERARTE nos presenta el día 14 de Noviembre a las 19,30h en el salón de actos de la biblioteca de Bidebarrieta en Bilbao. Un recital de poesía a cargo de rapsodas como Carmen Bereciartua, MªÁngeles Pérez y Fernándo Zamora que presentados por MªJosé Mielgo Busturia recitarán una selección de poemas de una docena de autores vascos. Nos vemos en Bidebarrieta el día 14. Clicando sobre el tarjetón podéis ampliar la imagen.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Un poema de José Hierro
Soneto
Para Paula
Es una rubia furia desatada,
gatea, sube y baja, embiste, grita.
Cléndula que araña, uñas de pita,
torito bravo, más: una manada.
Comedora de flores desmadrada,
Vesubio en miniatura. Es la rayita
que no cesa, pimienta y dinamita,
torbellinita desencadenada.
¿La imagináis durmiendo una muñeca?
La Bubu es domadora, es carateca,
pulgón y filoxera de la vida.
¡Ay madre mía, cuando tenga dientes!
Prepárense sus deudos y parientes.
(Y aún creen sus padres que esto es una niña!)
Güelu
José Hierro
Para Paula
Es una rubia furia desatada,
gatea, sube y baja, embiste, grita.
Cléndula que araña, uñas de pita,
torito bravo, más: una manada.
Comedora de flores desmadrada,
Vesubio en miniatura. Es la rayita
que no cesa, pimienta y dinamita,
torbellinita desencadenada.
¿La imagináis durmiendo una muñeca?
La Bubu es domadora, es carateca,
pulgón y filoxera de la vida.
¡Ay madre mía, cuando tenga dientes!
Prepárense sus deudos y parientes.
(Y aún creen sus padres que esto es una niña!)
Güelu
José Hierro
Un poema de Josetxo de los Arcos
Si...
Si la araña oscura de tu ausencia
va a recorrer eternamente mi piel, que la recorra,
pero que sepa que mi piel va a seguir entera.
Si mi deseo se va extraviar en el tiempo que ya fue,
que se extravíe y no vuelva,
que yo sabre respirar con otra cadencia.
Si mis ojos se enredan para siempre entre caricias ya muertas,
que se queden enredados,
que mientras me quede alma me quedarán ojos.
Si mis manos no vuelven junto a tus manos,
que no vuelvan,
que ya he aprendido a acariciar la vida
sin los guantes de las manos.
Si te has ido para siempre por necesidad
y por que así lo deseas,
bienvenido, sea, amiga,
pero que sepas que de verdad me alegro pese a la herida
y que a su vez me duele esa alegría.
Josetxo de los Arcos Ansorena
Si la araña oscura de tu ausencia
va a recorrer eternamente mi piel, que la recorra,
pero que sepa que mi piel va a seguir entera.
Si mi deseo se va extraviar en el tiempo que ya fue,
que se extravíe y no vuelva,
que yo sabre respirar con otra cadencia.
Si mis ojos se enredan para siempre entre caricias ya muertas,
que se queden enredados,
que mientras me quede alma me quedarán ojos.
Si mis manos no vuelven junto a tus manos,
que no vuelvan,
que ya he aprendido a acariciar la vida
sin los guantes de las manos.
Si te has ido para siempre por necesidad
y por que así lo deseas,
bienvenido, sea, amiga,
pero que sepas que de verdad me alegro pese a la herida
y que a su vez me duele esa alegría.
Josetxo de los Arcos Ansorena
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Un poema de Santiago Liberal
Implorando
Variantes , carreteras malditas,
montañas y sueños escabrosos,
momentos en sumas dolorosos,
tus labios mentiras infinitas.
Noches en tus manos exquisitas,
mujer con tus labios ardorosos,
me dejas recuerdos espantosos
y como antípoda de mí equidistas.
Recurro al sentido enamorado,
pero eres coraza inexpugnable
y yo guerrero desesperado.
No me dejes así desencajado
y te marches sin razón explicable,
¡¡Oh Dios mío, yo estoy exasperado!!.
Santiago Liberal
Variantes , carreteras malditas,
montañas y sueños escabrosos,
momentos en sumas dolorosos,
tus labios mentiras infinitas.
Noches en tus manos exquisitas,
mujer con tus labios ardorosos,
me dejas recuerdos espantosos
y como antípoda de mí equidistas.
Recurro al sentido enamorado,
pero eres coraza inexpugnable
y yo guerrero desesperado.
No me dejes así desencajado
y te marches sin razón explicable,
¡¡Oh Dios mío, yo estoy exasperado!!.
Santiago Liberal
Aun preocupado
Aún preocupado por las cuestiones
que me inspiraron siendo un niño
pero ya demasiado cansado
como para andar a estas alturas
aprendiendo a hacer volar cometas
-quizás porque todavia nadie
ha inventado un desfibrilador de almas-
miro a tus ojos que lo contemplan todo
y me estremezco ante la certera
incertidumbre
de cúando, cómo, dónde y quíen
amputara en pleno vuelo tus ansias,
con el infarto de la decepcion
estrangulara tu nitido canto,
y si aún así,
continuaras sosteniendo tu planeo
aunque sea
como un solitaria y oscura aguila
entre las afiladas e inquietantes siluetas
de las torres y cables de alta tension.
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