A Oscar Alberdi
La luz se despierta en versión extendida.
Tan clara que no necesita demostración
El verbo ser me mira y no dice nada,
Se va.
Le conozco: se lleva a los poetas.
Tan callando,
que nunca dejan de latir.
A Oscar se le escapaban las brazadas
El abandono de las plurales gastadas
Y toda clase de intimidades
en su electrocardiograma.
Hacía circulitos de estrellas
apagando el móvil del crimen
del estar vivo, del tener miedo.
O sacando la lengua a una anciana.
Travesura necesaria
para no sucumbir ante la muerte.
Porque donde se esconde el latido
se escapaba la carcajada.
Otra vez, todavía
tenían precio los instantes
Las palabras de fondo
Las bocas cerradas
Y la reputación de la mirada
Las palabras entrecortadas de Ana
que sin llegar fue
desde siempre y como nunca
Otra vez
tú siempre todavía
Pero la vida no sabe a qué sabe
El kebab sigue dando vueltas,
buscando su sol en su mañana.
Y las diarias palabras
se ausencian
Sin apuntar la falta.
Mikel Varas
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