lunes, 5 de diciembre de 2011

Cadaver exquisito de Noches Poéticas en el Café Teatro La Draga



OMBLIGO.

Mirárselo es sólo mirarse a uno mismo, mirarse el uno mismo que nos une a nuestra madre.

El único recuerdo del tiempo en que mi cuerpo era todo tu universo.

El agujero y la sonrisa, el timbre de la risa, el origen de la vida.

Alimentador de vida y ecuador del vientre. Unión.

Punto de partida, duda: ¿hacia el Norte o hacia el Sur?

El rincón de las pelusillas, es imperfección en el estómago.

Mi primer alimento qué rico y cómo me gusta.

El pozo de tus silencios.

Te cosí el vientre para que no perdieras ni tu alma, ni tus pies.

Todavía sin cortar el cordón umbilical que me une a ti.

Todo lo que eres lo veo en tu tripa.

Hendidura que se abre para alimentar una nueva vida.

El timbre del hambre eres, el ojo del estómago amado.

Tobogán, despegue de vida nueva.

Centro de mundos propios, cumbre de curvas de cebada, ojo umbilical de Sauron, cenit de la Tierra Media, me enciendo de placer como bombilla, arrancando de tu seno pelotillas.

Ahí, donde no dejas de mirarte, ahí está tu verdad.

Tal vez un nudo, un timbre o un agujero.

Tu madre, eso seguro.



Cadáver exquisito vestido con sus mejores galas por el público asistente a la Noche Poética en el Café Teatro La Draga el 3.12.2011.

No hay comentarios: