martes, 13 de septiembre de 2011

Habito en la urgencia de querer verte a todo instante y no sólo cuando miro y estas en todas partes o en todo lo que me pongo a hacer. Habito en la habitacion 26 y en la tenue luz del amanecer mostrandote sentada desnuda en aquella silla de mimbre con el cabello cayendote por un lado y la cascada de tu sonrisa devolviendome a la vida. Habito en esos impagables silencios tuyos que me traen la tarde feliz de duendes de yo mirandote y no parando de hablar mientras me observas sonriente como si siguieras todo lo que digo. Habito desandando las caricias con que mis manos se empachan de tu cuerpo y en esa dulce sensacion de haberte esculpido porque siempre acaban encontrando tus labios y la sorpresa de un viaje a la humedad. Habito en la larga espera de oir tus pasos subiendo la escalera de mi excitacion, en el último beso de nuestras despedidas, en la intemperie de esperar a volver a tenerte y devolver su mitad a cada uno de nuestros deseos.

1 comentario:

stella dijo...

Un texto maggnifico por el que te felcito, volveré de nuevo
Un abrazo
Stella