lunes, 5 de julio de 2010

Un poema de Saramago

En la isla a veces habitada de lo que somos, hay noches,
mañanas y madrugadas en que no necesitamos morir.
En ese momento sabemos todo lo que fue y será.
El mundo se nos aparece explicado definitivamente y entra
en nosotros una gran serenidad, y se dicen las palabras que la significan.

Levantamos un puñado de tierra y la apretamos en las manos.
Con dulzura.
Allí está toda la verdad soportable: el contorno, la voluntad y los límites.
Podemos en ese momento decir que somos libres,
con la paz y con la sonrisa de quien se reconoce y viajó alrededor del mundo infatigable,
porque mordió el alma hasta sus huesos.

Liberemos sin apuro la tierra donde ocurren milagros como el agua, la piedra y la raíz.
Cada uno de nosotros es en este momento la vida.
Que eso nos baste.

José Saramago.

Na ilha por vezes habitada, "Provavelmente alegria", 1985

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bendita la palabra que permite que sigan con nosotros los grandes hombres.

Anónimo dijo...

AMEN.