SALMO DE AUXILIO
¿En
qué estás., Señor,
adónde
has ido...?
Nos
han cercado los ladrones,
¿acaso
no oyes el romper de nuestras lágrimas
contra
el suelo?
Los
arietes de la usura
han
abierto las ventanas de las casas,
abismos
sin retorno,
hay
gente viviendo en las aceras.
Los
ancianos, los pobres, los más débiles,
fueron
engañados por sacerdotes de Mercurio,
han
perdido sus cosechas y están en desamparo.
Los
bandidos, trileros de la Ley,
sancionan
injustas leyes,
ante
el silencio de todos aquellos
que
debieran protegernos.
Ven
en nuestro auxilio, Tú, casa- fuerte,
no
dejes de mirarnos, pues hay un plan
para
reducirnos a la esclavitud,
y
no tenemos dónde refugiarnos.
¡Oh
Dios!
¿adónde
has ido.,
acaso
no te conmueven nuestras súplicas?
Escribe
sus nombres en la arena,
como
antaño,
que
los canten los niños por las calles,
que
el pueblo les ponga rostro
y
los escupa.
¡Que
ardan sus graneros!
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