martes, 17 de julio de 2012

A Unai


Tambalean tus pasos inseguros
y te acercas. Me regalas
esos ojos de miel y esa sonrisa
-ese retazo de vida que amanece-,
esos minúsculos dedos
que a mis canas peinan
y a mis ralas barbas acarician;
que juegan con los sarmientos retorcidos
de mis trémulos dedos que te escriben,
e incentivas
esta manía tonta, esta costumbre
de seguir viviendo un poco más todos los días,
como un continuar que no termina,
como si fuera un siempre todavía,
...y acabas con las prisas
de escribir las memorias de mi vida
que han de cerrar este último capítulo.

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