La revista Zurgai está ya a la venta en los lugares habituales. En esta ocasión presenta Cuatro Voces Singulares: Marosa di Giorgio, María Mercè Marçal, Rosa Díaz y Amalia Iglesias. Cuatro grandes poetas de nuestra geografía.
jueves, 19 de julio de 2012
Un poema de Carlos Launaz
QUIÉNES SON
ESTOS
Invaden
países
y nadie les
juzga;
hunden
pueblos en la hambruna
y nadie les
juzga;
secuestran
niños para la guerra
y nadie les
juzga
esclavizan a
las niñas para el sexo
y nadie les
juzga;
trafican con
armas y drogas
y nadie les
juzga;
roban los
bancos que dirigen
y nadie les
juzga;
sancionan
leyes injustas en sus países
y nadie les
juzga.
Había una
vez “UN JUEZ” (con mayúsculas)
y le metieron
trapos en la boca,
le pusieron
grilletes en la lengua,
cargaron
sobre él todas las cruces,
y lo echaron
al frío,
desde las
almenas.
Aún
permanece atado,
él, que era
el látigo de los ladrones,
la picota de
los corruptos;
él, que era
la esperanza de muchos.
¿Vendrá Don
Quijote a rescatarlo?
MIENTRAS
TANTO NADIE LOS JUZGA
Carlos Launaz
martes, 17 de julio de 2012
A Unai
Tambalean tus pasos inseguros
y te acercas. Me regalas
esos ojos de miel y esa sonrisa
-ese retazo de vida que amanece-,
esos minúsculos dedos
que a mis canas peinan
y a mis ralas barbas acarician;
que juegan con los sarmientos retorcidos
de mis trémulos dedos que te escriben,
e incentivas
esta manía tonta, esta costumbre
de seguir viviendo un poco más todos los días,
como un continuar que no termina,
como si fuera un siempre todavía,
...y acabas con las prisas
de escribir las memorias de mi vida
que han de cerrar este último capítulo.
sábado, 14 de julio de 2012
De la mano.
De la mano.
A veces se me ocurre y, de repente,
cuando decae la tarde y las ausencias
regresan a mi estancia con más furia,
te tomo de la mano y te conduzco
en oníricos periplos por caminos agrestes.
Y nos trazamos metas
de las que aún el final no se halle escrito.
Porque siempre hay pequeñas cimas,
íntimos lugares acotados
que pueden servirnos de refugio.
Dejo la sal y el pan sobre la mesa; te los ofrezco
tan solo porque ya por siempre sepas
que te guardo un cálido lugar junto a la lumbre.
A cambio, sólo pido que me oigas,
que escuches el sonido de mi aliento cada noche,
que me confíes las pequeñas cosas:
las dudas que a veces a ambos nos afligen;
las grietas con que el tenaz silencio
nos hiere y nos aleja.;
Los miedos como muros invisibles
que a veces nos separan;
los lazos que nos unen pero que no nos atan.
Porque no quiero llorar cuando sea tarde
y nos hielen las venas los fríos del invierno.
Calendarios y termómetros anuncian
que ya está haciendo demasiado frío
en el refugio incógnito en que se aloja el alma.
Siento que mis poemas de amor sean tan aburridos, tan cándidos, tan domésticos, pero es que mi vida es así: monótona y vulgar. Ya me gustaría escribir de pasiones arrebatadas, amores tórridos, de feromonas y fluidos, pero no es el caso.
A veces se me ocurre y, de repente,
cuando decae la tarde y las ausencias
regresan a mi estancia con más furia,
te tomo de la mano y te conduzco
en oníricos periplos por caminos agrestes.
Y nos trazamos metas
de las que aún el final no se halle escrito.
Porque siempre hay pequeñas cimas,
íntimos lugares acotados
que pueden servirnos de refugio.
Dejo la sal y el pan sobre la mesa; te los ofrezco
tan solo porque ya por siempre sepas
que te guardo un cálido lugar junto a la lumbre.
A cambio, sólo pido que me oigas,
que escuches el sonido de mi aliento cada noche,
que me confíes las pequeñas cosas:
las dudas que a veces a ambos nos afligen;
las grietas con que el tenaz silencio
nos hiere y nos aleja.;
Los miedos como muros invisibles
que a veces nos separan;
los lazos que nos unen pero que no nos atan.
Porque no quiero llorar cuando sea tarde
y nos hielen las venas los fríos del invierno.
Calendarios y termómetros anuncian
que ya está haciendo demasiado frío
en el refugio incógnito en que se aloja el alma.
Siento que mis poemas de amor sean tan aburridos, tan cándidos, tan domésticos, pero es que mi vida es así: monótona y vulgar. Ya me gustaría escribir de pasiones arrebatadas, amores tórridos, de feromonas y fluidos, pero no es el caso.
domingo, 1 de julio de 2012
Cada vez somos más los que nos juntamos. En este año del 2012 alrededor de unas cincuenta personas nos reunimos en torno al busto de Blas de Otero en la calle Egaña de Bilbao para recordar al poeta en el 33 aniversario de su fallecimiento. Se recitaron poemas de Blas y de otros poetas presentes y luego nos fuimos a comer a un restaurante baratito para seguir recordándole juntos y de una manera festiva. Gracias a todos por venir. En la foto faltan algunos.
Plataforma 29 de Junio
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