domingo, 26 de junio de 2011

Un soneto de Blas de Otero

Mademoiselle Isabel, rubia y francesa...

Mademoiselle Isabel, rubia y francesa,
con un mirlo debajo de la piel,
no sé si aquél o ésta, oh mademoiselle
Isabel, canta en él o si él en esa.

Princesa de mi infancia; tú, princesa
promesa, con dos senos de clavel;
yo, le livre, le crayon, le...le..., oh Isabel,
Isabel!e...., tu jardín tiembla en la mesa.

De noche, te alisabas los cabellos,
yo me dormía, meditando en ellos
y en tu cuerpo de rosa: mariposa

rosa y blanca, velada con un velo.
Volada para siempre de mi rosa
-mademoiselle Isabel- y de mi cielo.

Blas de Otero

1 comentario:

Ondiviela dijo...

Ahí va uno de mis poemas favoritos de Blas.

AREN EN PAZ
Pensé poner mi corazón, con una cinta morada,
encima de la montaña más alta del mundo
para que, al levantar la frente al cielo, los hombres
viesen su dolor hecho carne, humanado.

Pensé mutilarme ambas manos, desmantelarme
yo mismo mis dos manos, y asentarlas
sobre la losa de una iglesia en ruinas:
así orarían por los desolados.

Después, como un cadáver puesto en pie
de guerra, clamaría por los campos
la paz del hombre, el hambre de Dios vivo,
la represada sed de libertad.

Noches y días suben a mis labios
-ellos, en són de sol; ellas, de blanco-,
detrás acude la esperanza con
una cinta amarilla entre las manos.

Miradme bien, y ved que estoy dispuesto
para la muerte. Queden estos hombres.
Asome el sol. Desnazca sobre el mundo
la noche. Echadme tierra. Arad en paz.

(Redoble de conciencia, 1951)
Blas de Otero.