VISITAS
Dije: no estoy para nadie,
esta mañana no puedo perderla
Llamaron
el deshauciado y el proscrito,
el que trae papeletas, filtros de amor,
cartas con matasellos del futuro.
Llamaron el vecino y el antípoda,
y también el ladrón, el pordiosero
para quienes el perro inventó su ladrido
y el ciudadano sus cerrojos.
Venían sonriendo, transpirando,
con alfiler y lágrima,
derechos o torcidos, a pie o montados
en sendos alazanes de recortada bruma.
Los atendí a todos, uno por uno,
con alucinación y vino compartidos.
Gané muchas mañanas en una sola.
Salustiano Masó
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