viernes, 22 de abril de 2011

Un poema de Beñat Arginzoniz

Para S. Zorroaga
y a I. Amutxastegui


Aquí empieza,
así empieza la danza de los hombres solos
atados como por espanto a la página cruel,
atados a la canción sacrílega de las mujeres al crepúsculo
sin más defensa ante lo Humano
que esta paz, esta luz confusa y torpe
que nos libra de pobreza.
Así empieza la danza de los hombres solos
ejecutada ciegamente como el rito de la vida,
aquí empieza, obscena
inservible y para nadie
frente al sollozo interminable de los delfines.

Beñat Arginzoniz (Las Voces de la Nada)

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