viernes, 17 de septiembre de 2010

Un peligroso paseo de la mano con Tachia



En 1956 conoció a Gabriel García Márquez y prendió la llama. Tanto que fuego que años más tarde, el letrudo colombiano le dedicaría su obra El amor en los tiempos del cólera en su edición francesa. Ella era, ya entonces, Tachia, aunque durante años fue Conchita Quintanar, una eibarresa de inquietudes literarias y revolucionarias. El nombre se lo puso otro gran escritor, Blas de Otero, con quien intimó en sus años de estudios en Bilbao. Cuenta con voz envolvente cómo un amigo de Gabo le invitó a un recital en París de la ropia Tachia, donde iba a recitar al poeta del 4º derecha del número 30 de la calle Hurtado de Amézaga. Dicen que García Márquez exclamó: ¡Una chica recitando poesía: aburridísimo! y no fue. Acabado el recital, su amigo se acercó con Tachia al café donde el escritor colombiano aguardaba y ahí comenzó todo...
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2 comentarios:

Ondiviela dijo...

En escena: Sobriedad, elegancia, profesionalidad, voz y tono con poder de transmitir todos los sentimientos que viven en el fondo de cada poema. ¡Una gran artista!

En la distancia corta: Cálida,
ingeniosa, entrañable. Como rodeada de un aura que le ilumina.
Esperemos poder admirarla en muchas más ocasiónes.

TARDE PLENA.

Anónimo dijo...

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