Un libro de Octavio Fernández Zotes a quien Pablo González de Langarica le dedica el soneto que se publica
Exilio.
Tu síntesis, Octavio,
cuelga sola
en esa eternidad de
eternidades
donde nunca de cumplen
las edades.
El tiempo las deshace
en cada ola.
El libro crece en una
caracola,
avalado por tus
necesidades,
dejando en el olvido
unas verdades
que giran a la luz de
una gramola.
Quieres tender un
puente a la esperanza,
quieres vivir después,
cruzar un río
que es cauce sombrío
que no avanza.
Se ha ido dios,
adónde, en qué navío
que la razón del
hombre nunca alcanza.
No existe el lago
azul, ni existe el río;
tan sólo el albedrío
de olvidarlo.
Pablo González de
Langarica.